Estos son los términos básicos para entender tu contrato de seguro

 


Un seguro es imprescindible para precautelar el bienestar de la familia y preservar el patrimonio. “Si, por ejemplo, chocan el auto, o un temblor daña la estructura del hogar, o si roban las máquinas de tu negocio, ¿cuánto tiempo y dinero costaría recuperarse de estos eventos?”, dice Ma. Augusta Lucio, Gerente de Desarrollo de Negocio de Seguros Alianza. En estas circunstancias, enfatiza, un seguro brindará el respaldo necesario para superar estos inconvenientes, así como para planificar la vida a largo plazo, hacer frente a imprevistos y ahorrar grandes sumas de dinero en accidentes o siniestros.

 

Ahora bien, para contratar este servicio y usarlo de forma adecuada, es importante conocer ciertos términos básicos que permitirán entender el contrato que se suscriba. A continuación, la experta de Seguros Alianza los explica detalladamente.

 

      Asegurado: Es la persona natural o jurídica, propietaria de un bien, que traslada el riesgo de daño o pérdida de su propiedad a una compañía de seguros para cuidar su inversión.

 

      Aseguradora: Son compañías constituidas legalmente y autorizadas para asumir riesgos. Estas, por el pago de un valor, se comprometen a indemnizar al asegurado en caso de siniestros de acuerdo con las condiciones acordadas en el contrato.

 

      Corredor o bróker de seguros: Es la empresa o profesional que hace el vínculo entre la aseguradora y el asegurado, tiene la labor de brindar asesoría al cliente para que este tome la decisión que más le convenga, velar por los intereses del asegurado y realizar los trámites necesarios en caso de un siniestro.

 

      Póliza: Es el contrato del seguro, donde se detallan todas las condiciones del acuerdo. Luego de firmarlo, se habrá aceptado todo lo mencionado en este y estará vigente por el tiempo que lo determine, siendo un año el lapso más común. Este documento es la prueba de que la relación entre la aseguradora y el asegurado existe.

 

      Interés asegurable: Es lo que permite vincular al asegurado o beneficiario con el bien; sin este, no podría existir un contrato de seguros. “Por ejemplo, si le compras un auto a tu hijo para que vaya a la universidad, tú tienes interés asegurable sobre ese bien y podrás contratar un seguro”, indica la representante de Seguros Alianza.

 

      Prima: Es el costo de tu póliza, es decir, es el precio que se pagará para asegurar un bien. La aseguradora recibirá este valor como retribución económica por asumir el riesgo y brindar determinadas coberturas.

 

      Siniestro: Es el hecho o evento que ocasiona un daño sobre el bien asegurado. De acuerdo con la especialista de Seguros Alianza, “Si tu bien es un vehículo, podría ser un choque; si es una casa, un terremoto o inundación. Si estos hechos son parte de tus coberturas, la aseguradora te cubrirá los daños para reparar tu bien o te indemnizará de acuerdo con lo planteado en la póliza”.

 

      Aviso de siniestro: Es la notificación que se realiza el asegurado a la aseguradora para comunicarle que tuvo un siniestro. Esta se debe realizar en un límite de días, según lo que indique la póliza.

 

      Deducible: Es la cantidad de dinero que tiene que asumir el asegurado en caso de un siniestro. “En comparación, siempre será un valor mínimo y su cálculo o monto estará especificado en la póliza”, señala Lucio. El objetivo es compartir el riesgo entre el asegurado y la aseguradora para reducir el valor de la prima y motivar al asegurado a hacer todo lo que esté a su alcance para evitar un siniestro.

 

      Exclusiones: Las exclusiones son todas las condiciones o circunstancias que no están incluidas en el contrato de seguro y que, por tanto, dejan sin efecto a las coberturas. “Por ejemplo, lo más común es que tu seguro de vehículo quede sin efecto si el conductor del vehículo no tiene licencia vigente al momento del siniestro, si participa de actos ilegales, entre otras condiciones que se detallan en las exclusiones de tu póliza”, advierte la ejecutiva de Seguros Alianza.

 

      Siniestralidad: Es la relación porcentual entre los siniestros indemnizados en un período determinado y la prima neta que se ha devengado en ese período. Por ejemplo, un cliente que en un año pagó la prima neta de $2.000 y recibió $1.500 de indemnización por siniestros ocurridos, tendrá una siniestralidad del 75%. Las compañías aseguradoras analizan este índice para identificar el comportamiento que tiene el asegurado.

 

      Indemnización: Es la reposición económica que paga la aseguradora en caso de producirse un siniestro. Esto busca reponer el patrimonio afectado del asegurado, de modo que este regrese al mismo estado en el que se encontraba antes de ocurrir el evento. Esta indemnización no puede ser superior a la suma asegurada, logrando un pago justo que evite el lucro o ganancia.

 

Previo a contratar un seguro, la Gerente de Desarrollo de Negocios de Seguros Alianza recomienda leer a detalle la póliza, lo cual facilitará el conocimiento de las condiciones y todo lo que cubre o excluye el seguro. “Sabemos que algunos términos podrían resultar desconocidos o confusos para la ciudadanía, por lo que, si surgen dudas, nuestros asesores están siempre dispuestos a brindar la información necesaria para que cada uno de nuestros clientes pueda usar su seguro de forma adecuada”, destaca.

 

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