Deporte: cómo sacarle el máximo provecho y prevenir riesgos
En la búsqueda constante de bienestar, armonía y salud, es fundamental comprender la diferencia entre actividad física y ejercicio, así como también el deporte y ejercicio terapéutico. Desde una óptica fisiológica, la actividad física abarca cualquier movimiento ejecutado por los músculos esqueléticos, como caminar, hacer los quehaceres del hogar, bailar y demás actos que impliquen un gasto energético que influye en nuestra salud.
Por otro lado, el ejercicio se presenta como la versión estructurada y planificada de la actividad física. Aquí entran en juego objetivos específicos alineados a mejorar la resistencia, la fuerza, la velocidad o la flexibilidad como, por ejemplo, hacer crossfit, natación, atletismo, entre otros.
El deporte es aquella actividad física en la que se involucran reglas o normas a desempeñar dentro de un área determinada, asociado a la competitividad deportiva.
Desde fisioterapia, el ejercicio terapéutico es una planificación de actividades corporales, actividad física correctamente dosificada con un objetivo para corregir o prevenir alteraciones.
Frente a este escenario, la magíster Andrea Fustillos, terapeuta física, indica que en la actualidad resulta de vital importancia que las personas eviten el sedentarismo, a fin de prevenir enfermedades y promover un estilo de vida saludable. Por ello, destaca la necesidad de contar con una planificación estratégica e integral que reúna tres elementos esenciales: ejercicio, buena alimentación y descanso óptimo.
Señala que el deporte ideal para cada individuo es aquel que disfruta y que se practica de manera equilibrada; por tanto, la fuerza que se ejerza sobre dicho deporte debe estar correctamente dosificada para alcanzar un buen rendimiento sin comprometer la salud. En cuanto a la alimentación, es fundamental que las dietas sean personalizadas, ya que el gasto calórico de cada persona varía según diversos factores, como el nivel de actividad física, el metabolismo y los intereses individuales.
“Con lo antes mencionado, en materia de fisioterapia buscamos capacitar a los pacientes para que sean autosuficientes. Les enseñamos cómo moverse correctamente, cómo regular sus esfuerzos, cómo entrenar sin sufrir lesiones. Queremos brindarles las herramientas necesarias para que puedan aprovechar su potencial y mejorar su calidad de vida”, destaca.
¿Qué hay del estiramiento? ¿Es realmente tan crucial como se cree?
De acuerdo con la experta, en la preparación del entrenamiento, es fundamental que el calentamiento sea activo. Esto permite generar una entrada en calor efectiva, preparando al cuerpo para una respuesta óptima. Además, contribuye a elevar la frecuencia cardíaca, optimizando así el rendimiento durante la actividad física.
Respecto al estiramiento, sostiene que este gesto lo que hace es estimular las fibras del músculo, por lo que recomienda que sea dinámico, es decir, a través de juegos o cualquier otro movimiento diseñado para este propósito.
Existe una amplia controversia con respecto al tiempo que se debe dedicar al estiramiento. “Durante mis estudios, aprendí que un estiramiento eficaz puede lograrse en rutinas de un lapso de entre 13 y 15 segundos, lo cual resulta adecuado para el trabajo muscular. Sin embargo, desde el punto de vista neurológico, se sugiere que se necesitan de 30 a 40 segundos de estiramiento para desencadenar una contracción muscular. Esto nos indica que el estiramiento puede abordarse desde una perspectiva tanto muscular como neurológica”, resalta Fustillos.
No obstante, enfatiza en que la efectividad del estiramiento no radica tanto en el tiempo dedicado, sino en la sensación de confort y la percepción de que algo está ocurriendo en nuestro cuerpo.
¿Dolor durante el proceso de rehabilitación? ¿Es normal?
Es esencial recordar que en el proceso de rehabilitación no se bebería experimentar dolor excesivo. Es normal sentir la tensión del músculo y la actividad física, pero si el dolor se vuelve desagradable o similar al que se tenía al inicio, es momento de detenerse. En esos casos, es recomendable disminuir la carga, ajustar los ejercicios o modificar las posiciones para evitar lesiones.
Además de ello, la progresión debe ser gradual y adaptarse a las condiciones individuales de cada persona y a los objetivos terapéuticos. Es necesario reevaluar constantemente mediante pruebas y análisis para garantizar un avance seguro y respetar la fisiología del cuerpo.
Para finalizar, la experta recalca la importancia de una adecuada planificación del ejercicio, así como de la atención que prestamos a nuestra alimentación y descanso. Estos elementos son fundamentales para alcanzar una vida plena y saludable, sin embargo, lograr este equilibrio requiere de paciencia, conocimiento y, sobre todo, una conexión activa con nuestro propio cuerpo.
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