Vientos de cambio en el comercio mundial
Hace pocos meses
se firmaba el Acuerdo Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés) que
pretendía crear una zona de libre comercio que abarque a 800 millones de
personas y países que representaban el 40% del PIB. Uno de los principales
promotores del TPP fue Estados Unidos, sin embargo, ya desde la campaña
electoral los candidatos presidenciales de dicho país manifestaron, unos con
más firmeza que otros, su desacuerdo con el tratado. El 9 de noviembre en la
madrugada se conoció que el Presidente n° 45 de los Estados Unidos era el
republicano Donald Trump, quien ha dejado totalmente claro que Estados Unidos
no entrará a formar parte del TPP.
La política
comercial estadounidense daría un giro, inclusive entrando en renegociaciones
de tratados vigentes como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA
por sus siglas en inglés), que abarca México, Estados Unidos y Canadá.
Entonces, nuestro principal socio comercial ya no apunta al libre comercio
internacional como una herramienta de desarrollo. Estados Unidos también es un
actor relevante en la Organización Mundial del Comercio (OMC), organismo que
está promoviendo la intensificación de negociaciones en agricultura con la
expectativa de lograr algún avance en el tema de subsidios agrícolas, otro tema
de gran importancia en la política interna estadounidense.
El contexto
internacional cambia sin duda, pero al margen de los vientos políticos tanto en
Ecuador como en Estados Unidos, el comercio internacional se da entre empresas,
a no ser que algún inversionista esté pensando en liquidar su negocio, lo que
corresponde es planificar las actividades del mismo para los próximos años.
Lógicamente se presentan inquietudes para el sector privado respecto a la
planificación que puedan realizar si las condiciones externas pueden aún variar
mucho.
En este punto,
un tema a considerar es que el plan en sí mismo no es lo esencial, sino el
objetivo; planteados los objetivos de la empresa habrá que hacer la
planificación, considerando el peor escenario posible de entre los que se
presentan.
Este artículo no
pretende ser un estudio extensivo respecto a la nueva realidad para el comercio
mundial, sino dar algunas ideas en torno a algunos escenarios posibles:
En los hechos,
tenemos un Gobierno estadounidense que será más proclive a medidas de tono
proteccionista respecto a su industria local, no habría muchas opciones de
próximos acuerdos comerciales y más bien se podrían revisar los actuales. El
Sistema General de Preferencias vence dentro de 13 meses, dicho sistema es una concesión
unilateral de Estados Unidos, aunque no hay un pronunciamiento del Presidente
electo de dicho país, de sus recientes declaraciones bien se podría concluir que
existen muy pocas posibilidades de contar otra vez con la renovación del
sistema.
Ecuador firmó un
acuerdo comercial con la Unión Europea y se encuentra negociando con Corea del
Sur, adicionalmente se ha anunciado que se continuará con el plan de
negociaciones trazado cuando nació el Ministerio de Comercio Exterior en 2013 incluyendo
a la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA por sus siglas en inglés) en el
calendario.
Ecuador mantiene
básicamente acuerdos comerciales vigentes en el marco de la Comunidad Andina de
Naciones (CAN) y la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), no cabe
contar a Irán con quien tenemos un comercio marginal, cuyos montos fácilmente
se pierden en el margen de error de cualquier cálculo del comercio exterior del
Ecuador. Nuestro país está cerca de un proceso electoral que, si bien parecía
una mera formalidad para el relevo del actual Presidente a favor del candidato
oficialista, en las últimas semanas parece haber un tanto más de competencia
entre los candidatos inscritos.
Con estos hechos,
un escenario probable es que la actual línea política del Gobierno de Ecuador
continúe manteniendo mecanismos que limiten las importaciones; que el precio del
petróleo no suba; que el dólar, aunque no suba, mantenga una cotización elevada
y que los subsidios gubernamentales no se concreten a tiempo. Del lado de Estados
Unidos la política va a apuntar a su mercado local, siendo posibles medidas o
regulaciones que den apoyo a la industria y agricultura estadounidenses frente
a las importaciones. Así, de lado y lado las condiciones pueden ser complicadas
para los importadores y exportadores ecuatorianos; teniendo presente dicho
escenario, es que se debe elaborar las estrategias para el próximo año, ya sea
reducir costos para contar con un margen que permita enfrentar los costos
derivados de nuevas regulaciones, buscar nuevos clientes, diversificar
producción, renegociar con actuales clientes, buscar alianzas estratégicas o
cualquier otra que apunte a los objetivos que la empresa se haya propuesto.
Ahora bien, si
el escenario es totalmente distinto y resulta que la nueva política exterior de
Estados Unidos hace que las condiciones de acceso más favorables que tienen hoy
en día algunos competidores de productos ecuatorianos se igualen a las de las
empresas de Ecuador; que la política comercial de nuestro país dé un giro apuntando
a la búsqueda de mercados para los productos ecuatorianos; y, que entrando en
vigencia el Acuerdo de Facilitación al Comercio se cumplan las previsiones de
OMC en cuanto al mayor crecimiento del comercio mundial, entonces muchas de las
estrategias planificadas ante el escenario más crítico podrían seguir siendo
aplicables y aún tener el potencial de rendir mucho más de lo planificado.
La dirección que
llevaba el comercio mundial está cambiando, no es posible predecir a ciencia
cierta lo que podría ocurrir, pero las compañías que esperan continuar en los
próximos años deben planificar pensando en cuál sería el peor escenario posible
y de ahí en adelante sus planes se podrán ir ajustando si las condiciones
resultan menos complejas. En el momento actual planificar sobre expectativas
optimistas puede resultar en una receta para el desastre. No se trata de ver
con pesimismo el 2017, sino por el contrario lograr la tranquilidad de que la
empresa está lista para enfrentar la tormenta perfecta, si esta no ocurre:
¡genial!, pero si se da, no nos tomará desprevenidos.
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