Un 2024 dominado por la IA: ¿Avanzará la infraestructura para su consolidación en 2025?
El 2024 será recordado como un año de revolución en las
telecomunicaciones. La inteligencia artificial (IA) dejó de ser una promesa
futura y se consolidó como el motor impulsor de la industria, mientras que la
ciberseguridad se elevó a la cima de las preocupaciones globales. Este fue el
año en que las redes no solo conectaron a las personas, sino que potenciaron la
transformación digital de empresas, servicios y sectores enteros.
En términos de impacto, lo que comenzó como una herramienta para
automatizar procesos, rápidamente se transformó en una fuerza que multiplicó
las capacidades humanas. Los “trabajadores digitales” empezarán a integrarse en
tareas clave, desde la atención al cliente hasta la toma de decisiones
estratégicas. Sin embargo, para que esta maquinaria funcione sin fricciones, la
infraestructura tecnológica —particularmente los data centers y las redes—
todavía tiene pendiente el desafío de crecer a la velocidad de la innovación.
Ya en 2024, los data centers se han convertido en auténticos
centros neurálgicos del mundo digital. La computación en la nube y en el borde
(edge computing) permite que las
empresas procesen datos más rápido y más cerca de donde realmente importa: en
la puerta del cliente. Esta descentralización reduce la latencia y mejora la
experiencia del usuario final, lo que hará que la adopción de infraestructuras
híbridas alcance un 85% a nivel global en 2025, según Gartner.
Por supuesto, esta explosión de conectividad y procesamiento de
datos también atrajo la atención de los ciberdelincuentes. Casi al finalizar
este año, se registra un crecimiento del 24% en relación al 2023, cuando se
detectaron 29 mil vulnerabilidades en sistemas y aplicaciones y mediante la
modalidad de ransomware, los atacantes superaron el billón de dólares de
ganancias. Para las empresas, esto no fue un simple juego de azar: proteger sus
redes y datos se convirtió en una cuestión de supervivencia.
Con este panorama, las telecomunicaciones se posicionaron como la
columna vertebral de la era digital, dejando a los data centers como centros
neurálgicos para el desarrollo de labores que incluyan IA, por lo que deben
funcionar con un mayor ancho de banda y mejores conexiones para procesar datos
a velocidades tales como 400 u 800 gigas por segundo, o incluso superando el
terabit por segundo.
A medida que avanzamos hacia 2025, también se espera que la
regulación de la inteligencia artificial gane protagonismo. Las organizaciones
deberán equilibrar la innovación con el cumplimiento de normas más estrictas en
cuanto a privacidad y seguridad de los datos. La creación de marcos
regulatorios más sólidos será esencial para garantizar el uso ético y seguro de
la IA, lo que también impactará en cómo las empresas diseñan e implementan
estas tecnologías.
Finalmente, la proyección hacia 2025 revela un futuro en el que la
inteligencia artificial será omnipresente, pero solo si las empresas logran
superar los desafíos de escalabilidad, seguridad y redes. Las organizaciones
que inviertan en infraestructura avanzada, tecnologías de edge computing y soluciones de seguridad basadas en IA estarán
mejor posicionadas para liderar la transformación digital.
El 2024 marcó un punto de inflexión para la inteligencia
artificial, que no solo presenta oportunidades ilimitadas, sino también
importantes retos. La pregunta ya no es si la IA será el motor de cambio en los
próximos años, sino si estamos preparados para soportar la magnitud de ese cambio
de manera eficiente y segura. Las tendencias que marcan este año y las
proyecciones para 2025 nos indican que solo aquellos que se anticipen a estos
desafíos serán quienes dominen el futuro de la inteligencia artificial.
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