Calidad de vida para pacientes con rinitis alérgica
El constante cambio de clima, el crecimiento acelerado de la industria, entre otros factores, han causado un incremento en los casos de alergia a nivel mundial. Se estima que las enfermedades alérgicas van en aumento entre un 30% y 40%[1]; y según estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el 2050 la mitad de la población mundial padecerá algún tipo de alergia.
Aunque las alergias son tan antiguas como la humanidad, muchas personas desconocen cómo se originan y cuáles son sus síntomas. De acuerdo con la doctora Blanca Barreto, Asesora Médica de Bayer: “una de las principales causas para que una alergia no sea tratada y controlada a tiempo es el desconocimiento o descuido por parte del paciente”. Esta falta de conocimiento ocasiona que se confunda a las alergias con otras enfermedades y, por ende, se administre un tratamiento incorrecto sin conseguir mejora alguna o incluso agravando el cuadro.
Pero ¿cómo se originan las alergias? Primero, hay que entender que todos somos propensos a padecer algún tipo de alergia a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, la mayor incidencia se da en la niñez y adolescencia, aún más cuando existe predisposición genética. Se calcula que, si uno de los progenitores es alérgico, la probabilidad de que el niño, niña o adolescente padezca alguna alergia es aproximadamente del 50% y si los dos progenitores son alérgicos, la probabilidad se acerca al 70%.[3] Esto sumando a la presencia de sustancias en el ambiente, ocasiona una respuesta inmunológica de hipersensibilidad (la alergia es un estado de hipersensibilidad en sí misma). A estas sustancias o partículas que producen una reacción alérgica se les denomina alérgenos. Por lo general son proteínas derivadas de plantas, animales, hongos, bacterias, etc. pero también pueden ser químicos simples como metales, fragancias, medicamentos o vacunas.
De acuerdo con el estudio ISAAC (International Study of Asthma and Allergy in chilhood), que incluyó la encuesta de 500 mil niños, niñas y adolescentes de cincuenta y seis países, el 19% de los encuestados presentaba alguna enfermedad alérgica. Siendo las principales el asma con el 14%, la rinitis alérgica con el 13,5% y la dermatitis atópica con el 7.4%. En Latinoamérica, las cifras oscilan entre el 6.6% y el 26% dependiendo de las diferentes regiones.[4]
Confirmando las estadísticas la prevalencia de la rinitis alérgica y crónica en todo el mundo, que oscilan entre el 10% y el 40%[5], ha ganado espacio no solo a edades tempranas sino también en la adultez.
Pero, ¿cómo se identifica si la rinitis es alérgica? Al ser una inflamación de las membranas que recubren la cavidad nasal, se caracteriza por presentar todos o una combinación de algunos síntomas que se muestran inmediatamente o incluso días después del contacto. Por esto, se recomienda prestar atención a los síntomas tempranos que ocurren minutos después de la exposición al alergeno e incluyen: estornudos, rinorrea, prurito nasal, de ojos, oídos, encía, garganta o cualquier área, ojos rojos y llorosos. Mientras que los síntomas tardíos aparecen de 4 a 24 horas después y son: congestión nasal, dolor y presión en los oídos, garganta irritada, tos; y en algunos casos pueden presentar: cefalea, oídos tapados, goteo post-nasal y otros cambios como irritabilidad y mareo.
De acuerdo con la doctora Barreto: “es fundamental identificar el alergeno (sustancia o partícula) que desencadena la reacción alérgica para tratar, prevenir y disminuir los síntomas, permitiendo a la persona que lo padece tener una mejor calidad de vida”. Sin embargo, en esta época para conocer si una persona es alérgica se debe analizar su historia clínica, antecedentes familiares de atopia o alergia y una serie de exámenes solicitados por el médico experto.
Si bien es cierto, lo recomendable es que el diagnóstico lo realice un profesional médico, este año, la pandemia y el confinamiento exige prestar más atención a nuestra salud e identificar posibles afecciones, sobre todo cuando los síntomas del COVID-19 se pueden confundir, en algunos casos, con los síntomas clásicos de la rinitis alérgica, lo que genera mayores inconvenientes para los pacientes.
Para lograr controlar la rinitis alérgica, es indispensable crear conciencia sobre cómo prevenirla y tratarla. Es por eso, que los pacientes alérgicos tienen identificadas ciertas épocas del año donde los síntomas comienzan y se preparan de antemano. Además, manejan un tratamiento de doble acción, pues se debe complementar la medicación con una serie de medidas higiénico-sanitarias, destinadas a impedir o amortiguar el efecto de los antígenos presentes en el entorno del paciente.
Para los diferentes tipos de alergia, actualmente existen una enorme cantidad de medicamentos disponibles en diferentes versiones, tamaños y dosis, como píldoras, líquidos, inhaladores, aerosoles nasales, gotas para los ojos, cremas para la piel e inyecciones, una amplia gama de productos que permiten controlar los síntomas hasta por 24 horas.
Sin embargo, las diferentes guías recomiendan el uso de antihistamínicos de segunda generación, entre ellos loratadina, que, en comparación con otros tratamientos, tienen menos efectos secundarios y no provocan sueño tomado a las dosis recomendadas. Clarityne®, fármaco de venta libre, es uno de los medicamentos que entra en esta categoría y con una sola toma alivia el escurrimiento nasal, estornudos, ojos llorosos, urticaria, así como picazón de nariz o garganta, comentó la doctora Barreto.
“Tener una alergia no significa vivir permanentemente con síntomas o con temor a sufrirlos. Actualmente existen diversas alternativas terapéuticas que mejoran la calidad de vida de los pacientes, permitiéndoles disfrutar de su día a día plenamente. Por eso, recomendamos a quienes presentan estornudos; escurrimiento nasal; congestión nasal; tos; picazón de ojos, nariz y garganta, y ojeras a acudir con un médico y ponerle un alto a los síntomas de las alergias”, finalizó la doctora Barreto.
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