COVID-19: RIESGOS Y PELIGROS DEL SEDENTARISMO EN EL ADULTO MAYOR


 La recomendación de confinamiento para los adultos mayores, a fin de evitar que contraigan COVID-19, está generando otro tipo de complicaciones con su salud. Entre ellas algunas son generadas por el sedentarismo prolongado. La falta de actividad física predispone el desarrollo de múltiples enfermedades, en especial, las cardiovasculares.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que las personas de 65 años a más años dediquen 150 minutos semanales a realizar actividades moderadas aeróbicas o alguna actividad física vigorosa durante 75 minutos con el fin de mejorar sus funciones cardiorrespiratorias, musculares y retardar el deterioro cognitivo1.
 “Cuanta más sedentaria sea la persona, mayor es el riesgo para su salud. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, siendo la cardiopatía isquémica y el accidente cerebrovascular las más frecuentes”, advierte el Dr. Alberto Cárdenas, médico tratante de cardiología clínica y cardiología intervencionista del Hospital de los Valles en Quito, tras señalar que para mantenerse en forma no es necesario salir de casa, sino tener voluntad de moverse.
En el 2019, el Estudio de la Carga Mundial de Enfermedades (GBD), publicado en The Lancet, ya había reportado que el sedentarismo era común en más del 31,1% de las personas, posicionándolo en el décimo sexto factor de riesgo de morbi-mortalidad más alto, a nivel mundial2. Al haber sido los adultos mayores la principal población de riesgo frente a la pandemia, el confinamiento y la inmovilidad social han generado un marco favorable al sedentarismo.
Ejercicio físico esencial a la salud y bienestar de la tercera edad:
Muchos especialistas consideran, sobre todo en adultos mayores, el mantenimiento de algunas actividades claves. El Dr. Alberto Cárdenas, recomienda que las siguientes acciones puedan ser medida eficaces para luchar contra el sedentarismo:
Actividad de ligera intensidad: Intentar reducir el tiempo sentados o tumbados, sustituyéndoles por periodos de permanencia de pie cada media hora y paseos por el pasillo cada hora, sin llegar a ser fatigantes o que provoquen dolor.
Movilidad articular: Trabajo de flexibilidad, en rangos de movimiento que no provoquen dolor. Como, por ejemplo, ejercicios de flexo extensión de tobillo, rodilla y cadera, movilidad de la región lumbar, dorsal y cintura escapular, practicar actividades aeróbicas como el baile.
Equilibrio: En la medida de lo posible, realizar ejercicios de equilibrio adoptando siempre las medidas de seguridad que eviten cualquier riesgo de caídas. Esto fortalecerá nuestro sistema muscular y como medida de prevención de caídas.
Por seguridad, de manera preventiva, hay que considerar el uso de un espacio con suelo antideslizante y una silla firme donde se desarrolle la rutina de manera segura. Retire los elementos que puedan provocar algún accidente y evite realizar actividades sobre alfombras que se deslicen. No olvide seleccionar ropa y calzado cómodo que permita ejercitarse sin problema; y, por último, hidratarse y mantener una dieta equilibrada.

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