La Obesidad: Una enfermedad persistente y en crecimiento
El 4 de marzo se ha establecido como
el Día Mundial de la Obesidad, una jornada dedicada a resaltar los impactos
adversos de esta creciente patología global, que afecta a un número cada vez
mayor de personas en todo el mundo.
Según datos de la Organización Mundial
de la Salud, la obesidad y el sobrepeso han alcanzado proporciones epidémicas.
Las tasas de obesidad casi se han triplicado desde 1975. En la Región de las
Américas tiene la prevalencia más alta de todas las Regiones, con un 62,5% de
adultos con sobrepeso u obesidad (64,1% de los hombres y 60,9% de las mujeres).
Según la MsC. Alexandra Vásquez,
nutricionista del Hospital de los Valles, la obesidad se ha consolidado como
una enfermedad prevalente a nivel global, siendo más pronunciada en países en
desarrollo y constituyendo un grave problema de salud pública. Un dato
alarmante es que la tasa de obesidad y sobrepeso en niños es un 30 % mayor en
los países en vías de desarrollo, lo que indica un crecimiento preocupante en
la población que, de no abordarse a tiempo, seguirá en aumento.
La especialista alerta sobre las
consecuencias de la obesidad, que incluyen un deterioro general en la calidad
de vida, como limitaciones físicas y el riesgo de desarrollar enfermedades
crónicas como la diabetes y la hipertensión, además de problemas psicológicos y
físicos como la depresión y el deterioro de las articulaciones por el peso.
Además, subraya que la obesidad es el
resultado de una mala alimentación y predisposición genética, agravada por un
entorno poco favorable. Los cambios de hábitos, como el teletrabajo y las
clases virtuales, han reducido la actividad física, y el elevado el consumo de
alimentos ultraprocesados han contribuido al aumento del sobrepeso y la
obesidad
Como medidas preventivas, Vásquez
destaca la importancia de planificar los embarazos de manera responsable,
evitar malos hábitos como el consumo de alcohol y tabaco, y promover y
prolongar la lactancia materna, como factores para reducir el riesgo genético
de la obesidad y además es esencial inculcar buenos hábitos alimentarios, reducir
el consumo de comida ultraprocesada y fomentar la actividad física como parte
de un estilo de vida saludable, desde la infancia.
La doctora recomienda adoptar hábitos
alimentarios adecuados, realizar actividad física regularmente, controlar los
factores de riesgo fisiológicos y buscar un equilibrio entre el trabajo, el
descanso y la recreación para promover un estilo de vida saludable y prevenir
la obesidad y sus complicaciones.
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