ARTICULO DE OPINION (MV Representaciones no se responsabiliza por las opiniones dentro del mismo)
¿Vida después de
la vida?
¿Qué pasa
después que fallecemos? ¿A dónde, si es que vamos a algún lugar? ¿Cómo será, de
que colores, que apariencia tendremos, podremos escoger? Imagino que la lista
de las preguntas que se hacen las personas respecto a lo que ocurre luego de
que dejamos el mundo de los vivos es mucho más larga. Pero esa respuesta que se
refiere a un mundo o un ambiente espiritual no es la que quiero abordar, en
realidad creo que las religiones ya se han ocupado suficientemente del tema y
definitivamente le han dedicado cientos de años a atender esas inquietudes.
A lo que me
refiero con la vida después de la vida es a lo que ocurre en nuestro propio
ambiente aquí mismo en la tierra cuando dejamos de existir, ¿qué pasa con
nuestra familia? Nuestras parejas, hijos e inclusive nuestros padres deben
continuar su vida, atendiendo sus necesidades, unas tan básicas como la
alimentación, el vestido, la salud y la educación, y otras más complejas que se
relacionan a la manera como estamos acostumbrados a vivir o a disfrutar de la
vida, esas que algunos llaman necesidades
adquiridas.
Es en esta vida
después de la vida que los padres y madres de familia o toda aquella persona
responsable de generar los ingresos que permiten suplir esas necesidades sean
básicas o adquiridas deben pensar. Y
es que hasta la medusa Turritopsis
Nutrícula, aquel organismo marino capaz de regenerarse para vivir
eternamente no tiene garantizada su existencia ya que cualquier accidente
pudiera truncarle la vida y por tanto la capacidad de rejuvenecerse, de modo
que no tenemos garantizada nuestra existencia y, si juzgamos por las noticias
que vemos todos los días, hay situaciones que no podemos evitar ni aun tomando
las mayores precauciones. Sólo basta ver un capítulo de “Thousand Ways to Die”
(Mil Maneras de Morir) para darse cuenta de lo frágil que puede resultar
nuestra existencia y de lo absurdo de situaciones que han resultado en la
muerte de los protagonistas.
Como proveedores
de la riqueza familiar, los padres y madres de familia deben reconocer su
responsabilidad de garantizar a aquellos que les sucedan su nivel y calidad de
vida. Al fin y al cabo han sido ellos los que les han enseñado a vivir con
ciertas, o con muchas, comodidades y ciertamente asumiendo como resueltas para
siempre las necesidades más primarias.
Obviamente
durante el transcurso de la vida, se acumula un patrimonio cuya finalidad
debería ser la de permitir que nosotros mismos vivamos cómodamente a partir del
momento en que decidamos dejar o reducir nuestra actividad laboral. Este
patrimonio podría utilizarse para mantener ese nivel de vida al que hemos
acostumbrado a los nuestros, el tema es que hay que preguntarse: será
suficiente?
La respuesta a
esa pregunta es relativamente sencilla y hay maneras simples de llegar a ella.
Una forma fácil sería estimar el número de años que quisiéramos que el ingreso
que dejaría de producirse ante mi fallecimiento estuviese disponible, esto
multiplicado por el monto del ingreso establecería un punto de arranque, a esto
habría que sumarle las deudas de corto y largo plazo como créditos para la
compra de autos, tarjetas de crédito o hipotecas. A la cantidad resultante
deben restarse los ahorros e inversiones líquidas y todos los activos que
puedan o que queramos sean convertidos en efectivo para mantener el nivel de
vida de nuestros familiares o dependientes. En la mayoría de los casos nos
encontramos con que hay una brecha entre las fuentes de efectivo y la necesidad
real y es aquí que encontramos el valor del Seguro de Ingresos, tal vez más
conocido como Seguro de Vida.
Actualmente,
gracias a la presencia de empresas como Best Meridian Insurance (BMI) y sus
subsidiarias en Latinoamérica, los padres y madres de familia disponen de
excelentes soluciones que permiten cerrar esa brecha entre los ahorros y las
necesidades ante eventos fortuitos como el fallecimiento temprano de alguno de
ellos. A través de sus Asesores de Preservación de Patrimonio, se diseñan
soluciones integrales para mitigar el impacto de eventos catastróficos en la continuación
de la vida después de nuestras vidas. La experiencia de BMI de más de 40 años
atendiendo a padres y madres responsables en toda la región le ha permitido
estructurar un menú de beneficios adicionales que hacen muy eficiente y
accesible el alcanzar la tranquilidad de saber que aquellos que dejamos atrás
puedan continuar disfrutando de aquellas cosas que en algún momento habrán
disfrutado junto a nosotros. Un consejo, hay que darle a este tema la urgencia
que se merece, todo lo que sabemos hoy es que estamos vivos y no sabemos hasta
cuando, lo que sí sabemos es que definitivamente hay vida después de la
nuestra.
Hubert J.
Weichselbaumer
SENIOR VICE PRESIDENT
INTERNATIONAL OPERATIONS
BMI FINANCIAL GROUP
SENIOR VICE PRESIDENT
INTERNATIONAL OPERATIONS
BMI FINANCIAL GROUP
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