Galápagos: ¿Cómo redescubrir este paraíso después de casi 500 años?
Hace casi 500 años y debido a una fuerte corriente oceánica que desvió el curso de un navío, Fray Tomás de Berlanga, un dominico español, que ejercía de Obispo en Panamá por orden del Rey Carlos V, descubrió de forma accidental el archipiélago de Galápagos el 10 de marzo de 1535.
Esta peculiar historia de la navegación se repite hoy en día cada vez que un turista ecuatoriano o extranjero sube a una embarcación e inicia un recorrido por las “Islas Encantadas”, que sorprendieron a Fray Tomás de Berlanga en el siglo XVI y, siglos más tarde, cautivaron al naturalista Charles Darwin, para formular su Teoría de la Evolución.
La historia de Galápagos está atada, desde sus inicios, a la navegación. Las islas sirvieron de escondite para los piratas ingleses en el siglo XVI y como base naval en el siglo XIX. Sin embargo, no fue hasta inicios del siglo pasado que, gracias a una pequeña comunidad de extranjeros motivados por el ambiente apacible y la curiosidad científica, se desarrollaron los primeros intentos de turismo en la isla.
Hoy en día, con más de 60 años de trayectoria, el sector turístico navegable se ha convertido en uno de los actores clave del archipiélago y en una alternativa ideal para redescubrir este paraíso dotado de una excepcional biodiversidad y endemismo, a propósito de los 485 años de conmemoración de su hallazgo oficial.
Para la Asociación de Armadores Turísticos de Galápagos (ADATUR), una organización que representa al sector navegable en las islas, disfrutar de los paisajes y de la vida silvestre que habita en el archipiélago, sería impensable sin el aporte de la navegación. “La demanda de los naturalistas nos motivó a desarrollar una operación que actualmente cumple con los más altos estándares mundiales”, señala Felipe Larrea, portavoz de la organización.
El turismo marítimo lidera una operación dirigida al mercado internacional, incentivando el ingreso de divisas al país. Según un estudio de la consultora Stratega, todas las embarcaciones que operan en Galápagos, además de otros gastos en los que incurren los huéspedes de esas embarcaciones mientras visitan el país, contribuyen al menos con el 22% de todas las divisas que ingresan al país por turismo, dinamizando la economía local y del continente.
Además, el sector navegable no solo genera ingresos para el Ecuador, también realiza un gran aporte simbólico. Importantes medios de turismo de todo el mundo han catalogado a las Islas Galápagos como uno de los principales destinos para visitar antes de morir. De igual forma, también fomenta el encadenamiento productivo. Las embarcaciones turísticas generan cerca de mil fuentes de empleo y son el principal consumidor de productos y servicios ofertados en las islas y en el continente.
De acuerdo con Martin Schreyer, uno de los pioneros de la operación navegable y presidente de ADATUR, esta actividad incentivó algunas oportunidades derivadas, beneficiando a distintos grupos de la población. “El sector navegable contribuyó a crear actividades complementarias como alojamiento, alimentación, recreación, producción, entre otros. Esto forma parte de la cadena de valor que surgió con el turismo marítimo”, destaca el presidente de ADATUR.
Casi 500 años después del primer contacto con el archipiélago, Galápagos trae tanto oportunidades como desafíos para Ecuador y, en especial, para el sector navegable. Este sector es el responsable de generar una cultura de responsabilidad en la actividad turística, garantizando la conservación de este patrimonio confiado a los ecuatorianos.
La organización ADATUR trabaja con embarcaciones de distintas escalas que brindan servicios en las islas, con el objetivo de apoyarlas en su camino hacia la sostenibilidad, promoviendo al turismo como una alternativa sensible y preocupada por la reducción de su huella ambiental, para asegurar que exista un territorio que, a pesar de su fragilidad, todavía espera ser redescubierto por cada amante de la naturaleza.
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