Neumococo: una bacteria que cobra miles de vidas cada año
La enfermedad neumocócica es una condición causada por una bacteria llamada Streptococcus pneumoniae (también conocida como neumococo), que se asocia a patologías potencialmente graves y contagiosas, incluyendo meningitis, sepsis y neumonía, por lo que el diagnóstico y tratamiento tempranos son importantes.[3]
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 95% de todos los episodios de neumonía clínica y más de 99% de muertes por neumonía que sufren los niños menores de 5 años en todo el mundo se producen en los países de bajos y medios ingresos. Al mismo tiempo, en estos países, las infecciones respiratorias agudas son las principales causas de hospitalización y muerte en los menores de 5 años. La institución señala que, entre las causas de muertes por infecciones neumocócicas, la neumonía representa 81% y la meningitis 12%.[4]
El neumococo puede dar lugar a diversas patologías, siendo las más comunes la otitis media, sinusitis, neumonía y meningitis[5]. Los casos más graves suelen presentarse en niños menores de cinco años y en adultos mayores de 65 años[6]. En Ecuador, según el Ministerio de Salud Pública, hasta la semana epidemiológica 24 del año 2025, se han notificado un total de 75.436 casos de neumonía a nivel nacional, siendo los niños de entre 1 y 4 años el grupo más afectado. La provincia de Pichincha es la más afectada del país con el 37.76% de los casos[7].
Vacunación como medida de prevención
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos de América (CDC, por sus siglas en inglés) recomienda la vacunación antineumocócica para los niños menores de 5 años, así como a adultos de más de 50 años. Las vacunas antineumocócicas, dice el organismo, ayudan a proteger contra las infecciones neumocócicas, incluidas las enfermedades invasivas. Estas enfermedades, aclara la institución, suelen ser muy graves y, a veces, pueden provocar la muerte.[8]
Respuesta global
El Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de la Neumonía y la Diarrea, impulsado por la OMS y UNICEF, busca acelerar el control de la neumonía infantil mediante una estrategia integral que combina tres ejes fundamentales: protección, promoviendo la lactancia materna exclusiva y alimentación complementaria adecuada; prevención, a través de vacunación, higiene de manos, reducción de contaminación del aire doméstico, entre otros y tratamiento garantizando que todos los niños con neumonía tengan acceso a atención apropiada, ya sea por agentes de salud comunitarios o en establecimientos sanitarios para casos graves de neumonía, asegurando la administración de antibióticos y oxígeno necesarios para sanar.[9]
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