LA PREFECTURA ENTREGA EL CENTRO WARMI IMBABURA A LAS ORGANIZACIONES SOCIALES Y CIUDADANÍA
La Prefectura Ciudadana de Imbabura, a través de la
Dirección General de Género y Derechos, en el marco de la agenda para
conmemorar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, entregó el Centro
Warmi Imbabura a las organizaciones sociales y ciudadanía. Lo hizo en un evento
público que concentró a autoridades, representantes de entidades públicas, colectivos
feministas, organizaciones sociales, mujeres líderes y organizaciones
ciudadanas.
En el acto, el prefecto, Richard Calderón, afirmó que
esta acción significa cumplir con la
palabra comprometida, como
parte del plan de trabajo y el caminar por la
provincia, en conjunto con la
viceprefecta, Paolina Vercoutère Quinche. La autoridad señaló que por más que lo
social no sea la principal competencia de la Prefectura, la exclusión y
ausencia del Estado y el aumento de la pobreza, ha generado una desprotección
en la población que requiere atención.
“Con Paolina siempre
coincidimos en una misma visión: atacar las causas estructurales de la violencia
y tener un enfoque integral, universal y responsable desde la institucionalidad
para hacerlo. La idea de tener un Patronato no encajaba en esta visión, porque
la violencia contra la mujer no se soluciona con asistencialismo y prebendas. Y
así fue como con la experiencia de la Viceprefecta, al haber pasado por varias
instituciones y dirigir proyectos, nació Warmi Imbabura y el contexto en el
cual se trabajará”, recalcó.
Lorena Mora, directora de
Género y Derechos Humanos, intervino para dar a conocer cifras preocupantes en
cuanto a actos de violencia contra la mujer, lo cual hace necesario un trabajo
integral para poder erradicarlo. Refirió que, en Ecuador, en el 2023, se
registraron 321 femicidios, de los cuales cuatro corresponden a casos ocurridos
en Imbabura. Retrocediendo en el tiempo
citó datos de la Encuesta Nacional de Relaciones Familiares y Violencia de
Género contra las Mujeres del año 2021, que menciona que 65 de cada 100 mujeres
en el país han experimentado por lo menos un hecho de violencia en distintos
ámbitos, ubicándose Imbabura en el quinto lugar, entre las provincias con
mayores índices de violencia.
El Centro Warmi, explicó, está
concebido para ofrecer servicios de primera acogida, acompañamiento psicológico,
jurídico y otros tipos de reparación de la mano de un equipo sanador, a través
de medicina comunitaria. Cuenta además con salas de uso comunitario, espacios
para talleres y capacitaciones y un centro de coworking, dirigido de manera prioritaria
para mujeres víctimas de violencia de género y jóvenes de pueblos y
nacionalidades. “El programa marca un referente a nivel nacional, pues es el
pionero en atender y acompañar a casos de violencia política, así como a
denuncias por discriminación en el acceso a servicios públicos”, manifestó.
Finalmente, la Viceprefecta
recordó que más allá de conmemoraciones, se quiere poner sobre la mesa las
prioridades en una nación donde cada 24 horas una mujer es asesinada por el
hecho de ser mujer. Donde cada hora, ocho niños y niñas son abusadas
sexualmente, donde el 65 % de los casos de abusos sexual fueron cometidos en la
familia, donde solo el 15 % de casos de abuso sexual fue denunciado y tan solo
el 5 % sancionado, donde 7 de cada 10 mujeres indígenas o afrodescendientes han
sufrido maltrato y racismo en los servicios públicos de salud, donde 3.386
niñas menores de 10 a 14 años se embarazaron, donde hacer política pone en
riesgo, porque la justicia no logra entender las dimensiones de la violencia machista
y su costo para la democracia.
“Warmi Imbabura es el resultado
de la inspiración que tengo por mi madre, del camino recorrido desde hace más
de una década con compañeras que me han enseñado el valor central del
acompañamiento en los procesos de búsqueda de justicia y reparación. Escuchar a
las familias, organizaciones y mujeres activistas que acompañan en las
justicias estos casos, marcan el espíritu de los servicios de este centro.
Warmi Imbabura surge desde la voz de las mujeres que perdieron la vida porque
ni la boleta de auxilio, ni la sentencia logró protegerlas del femicidio, de
las que han abandonado la denuncia por no contar con recursos para pagar el
patrocinio legal. De quienes prefieren no acerarse a las oficinas públicas por
temor al maltrato y racismo. De las mujeres kichwas que han dejado de confiar
en la justicia, porque desconoce la violencia y lo naturaliza a nombre de la
tradición”, subrayó.
Concluyó señalando que el 8 de
marzo trae esperanza, porque corrobora que es posible cogobernar y sintonizar
con las demandas de la población, porque es posible dignificar la política,
utilizándola como herramienta para transformar el Estado y a la sociedad.
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