Los retos de las pymes en materia de sostenibilidad
La ONU define el desarrollo
sostenible como la satisfacción de las necesidades de la generación presente,
sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus
propias necesidades. Este es un concepto cada vez más arraigado en las misiones
y visiones de las pymes a nivel mundial, y Ecuador no es la excepción.
De hecho, la emergencia sanitaria producto del brote del
covid-19, hizo que los cuidados de la salud se empezaran a percibir con más
fuerza, lo que impulsó el crecimiento de la producción orgánica, productos
naturales y locales. Por otro lado, el aspecto económico ha jugado un rol significativo,
principalmente por volcar los esfuerzos de las empresas al ahorro de energía o
de uso de energías renovables en sus actividades.
Según explica Katarina Zdraljevic, Jefa de la Unidad de Gestión
Ambiental de Banco ProCredit, los beneficios de tener un modelo sostenible de
negocio son varios, iniciando por un punto que no es tan visible, pero que se
va a materializar a largo plazo: contribuir a la lucha contra el cambio
climático, reduciendo las emisiones de CO2 y la generación de residuos contaminantes.
A través de diferentes medidas, las pymes pueden motivar e incentivar a sus
empleados, proveedores, clientes o público en general a seguir sus pasos en
esta lucha. Por otro lado, existen beneficios tangibles que se aprecian mejor a
corto o mediano plazo, tales como: posicionamiento en el mercado, reducción de
costos debido a la implementación de medidas ecoeficientes, mayor valoración
para este tipo de productos, acceso a beneficios tributarios, entre otros.
“Muchas pymes en Ecuador están considerando estos
aspectos en su modelo de negocio; algunas por convicción y otras por la
oportunidad que esto representa. Sin embargo, aún hay oportunidades de mejora,
especialmente en el desarrollo de más estrategias que permitan alcanzar una
sostenibilidad integral”, señala la representante de Banco
ProCredit, quien detalla a continuación los principales retos que enfrentan las
pymes en materia de sostenibilidad y cómo hacer frente a cada uno de ellos:
Si bien es cierto que muchas de las
herramientas tecnológicas que permiten generar un impacto positivo en el
medioambiente pueden ser costosas, también es cierto que esta es una inversión
que permitirá a la empresa ahorrar en otras áreas, y por tanto, lograrán un
impacto directo en la optimización de sus recursos financieros. En este punto,
la experta de Banco ProCredit explica que “El precio de las tecnologías para
producir la electricidad a través de las fuentes renovables es cada vez más bajo,
acercándose seriamente a los precios de la energía convencional. Además, la instalación de paneles solares en
el techo, por ejemplo, tendría un impacto directo en la reducción de los gastos
en energía eléctrica, por lo cual, aunque puede ser fuerte inicialmente, este
tipo de inversiones se podrían recuperar en un plazo de 6-7 años. A partir del séptimo
año, la energía consumida sería gratuita.”.
Como se mencionó en el punto anterior,
implementar acciones destinadas a reducir el impacto ambiental a través del
mejoramiento de procesos productivos, industriales, comerciales, etc., puede
llegar a ser costoso, sin embargo, sus beneficios a mediano y largo plazo son
evidentes en términos de tecnificación, productividad, eficiencia y
competitividad. Para realizar este tipo de inversiones, existen en el mercado
alternativas de financiamiento que permiten lograrlo. Banco ProCredit, por
ejemplo, cuenta con una línea de financiamiento verde denominada EcoCredit para
promover inversiones en eficiencia energética, energías renovables, y medidas
medioambientales, como producción orgánica, gestión de residuos, protección del
agua, aire o suelo, entre otros. El crédito está disponible para pequeñas y
medianas empresas, cuya constitución sea mínima de un año, con tasas
preferenciales y plazos extendidos. También cuenta con una línea verde para
financiar a personas en la compra de vehículos eléctricos, viviendas
sostenibles, paneles solares, y/o electrodomésticos con alta eficiencia. La
institución financiera ha aportado al sector de las pymes durante los últimos 9
años, apoyando a casi 1500 proyectos con más de USD 143 millones, llegando a
tener una participación de créditos ecológicos del 18% de su portafolio total.
Aquí es importante volver a enfatizar en
que la pandemia ha impulsado a la ciudadanía hacia un consumo mucho más
sostenible, y es incorrecto pensar que este interés es temporal, pues “Los estudios demuestran que es una
tendencia que se mantendrá incluso después de superada la crisis sanitaria”,
señala Zdraljevic. Es decir que los consumidores, más allá de los precios,
seguirán prefiriendo productos que se hayan generado en armonía con el
medioambiente, a través de procesos limpios no contaminantes, optimizando la
energía empleada y respetando los derechos de las personas que han intervenido
en los procesos de producción.
Evidentemente,
la transformación del modelo productivo hacia una economía sostenible no podrá
suceder si no se logra movilizar suficiente capital privado, y para ello es
clave contar con leyes claras, que no solo definan con exactitud el concepto de
“inversiones verdes” o “inversiones sostenibles”, sino que promuevan los
incentivos públicos para las empresas que destinen recursos a este tipo de
proyectos. “Para impulsar el
financiamiento de proyectos que contribuyan con la mitigación del cambio
climático, existe capital y tecnología, pero para que las pymes en el país vean
estas inversiones como atractivas, es importante que haya liderazgo político en
este sentido”, agrega Zdraljevic. Además, se requiere de un claro
compromiso de los altos directivos de las empresas, para enfrentar estos retos
y generar alianzas con proveedores y/o bancos, que permitan tener las
condiciones adecuadas para impulsar la inversión sostenible.
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