4 propósitos de año nuevo para una mejor salud visual

 


La vista juega un papel fundamental en la vida de las personas ya que es la encargada de procesar la mayor parte de la información que proviene del entorno; sin embargo, no siempre se le presta la atención que merece. Es por ello que, dentro de los propósitos del 2022, es necesario ver a la salud visual como una prioridad y acudir al oftalmólogo, más aún si existen antecedentes de enfermedades oculares personales y familiares, si se ha retrasado algún tratamiento oftalmológico o si no se ha realizado un control de rutina por mucho tiempo.

 

A continuación, la Dra. Andrea Valarezo, cirujana oftalmóloga especialista en córnea y segmento anterior de la Clínica Andes Visión, brinda algunos consejos para prevenir enfermedades visuales y detalla los propósitos de año nuevo para una mejor salud visual.

 

  1. Realizarse los chequeos programados y tratamientos visuales a tiempo

      En la actualidad se ha vuelto frecuente la postergación de tratamientos y/o controles oftalmológicos debido a la pandemia, dejando como consecuencia el empeoramiento de la patología ocular. “Frente a esta situación, uno de los propósitos del nuevo año debe ser, sin lugar a dudas, retomar aquellos controles o tratamientos que se postergaron con el fin de evitar complicaciones en la salud visual. Por ejemplo, si una persona usa lentes, sobre todo si es un niño, y sigue retrasando los controles respectivos, puede desarrollar ambliopía u ojo vago que es la incapacidad de una visión normal o sana”, explica la especialista de la Clínica Andes Visión.

 

      Si un paciente tiene antecedentes familiares o padece de diabetes mellitus, hipertensión arterial o enfermedades inmunológicas que puedan afectar las estructuras del ojo como la retina o el nervio óptico, es importante que se realice chequeos oftalmológicos frecuentes, ya que estas patologías pueden llevar a secuelas de pérdida de visión irreversible.

      Por otro lado, existen enfermedades visuales que son difíciles de detectar si no se acude a un chequeo oftalmológico, como es el caso del glaucoma, llamado también “el ladrón silencioso de la visión”, cuyo avance puede provocar ceguera. Por ello, la importancia de acudir al especialista al menos una vez cada seis meses, además es fundamental seguir y terminar los tratamientos oftalmológicos.



  1. Llevar una adecuada alimentación e hidratación

      En general, una dieta saludable es indispensable para alcanzar el bienestar integral.  En el campo visual también juega un rol fundamental, es así que, existen ciertos alimentos que pueden ayudar a disminuir los riesgos de tener enfermedades oculares como: degeneración macular relacionada con la edad, catarata e inclusive problemas de ojo seco.

      En este sentido, los alimentos que se deben ingerir deben ser ricos en vitamina A, C, E, luteína, zinc, y zeaxantina, nutrientes que se encuentran generalmente en los vegetales y las frutas de color naranja como zanahorias, naranjas, mandarinas o duraznos. La experta de Andes Visión recomienda también el consumo de batatas (papa dulce o camote), tomates, fresas, limón, toronja, aguacate y frutos secos como almendras, semillas de girasol, ácidos grasos y omega 3 presente en los pescados de agua fría como salmón, atún, sardina y trucha. De igual manera, se debe priorizar el consumo de vegetales de hojas verdes, tales como: col rizada, espinaca, lechuga, acelga, nabo, brócoli y algunos granos (arvejas, frijoles y habas).

 

      Además, una adecuada hidratación diaria es fundamental para que los ojos produzcan la cantidad de lágrima necesaria para mantener húmeda la membrana mucosa que cubre el globo ocular. Lo recomendable es consumir entre un litro y medio a dos litros al día.

 

  1. Realizar actividad física

      Hallazgos clínicos respaldan que el ejercicio puede proteger a las personas de enfermedades oculares graves como la degeneración macular relacionada con la edad, glaucoma y retinopatía diabética. En los pacientes diabéticos la actividad física genera un mejor control metabólico, asimismo el flujo sanguíneo mejora en los pacientes con glaucoma a nivel del nervio óptico y retina, y puede disminuir en un 25% las probabilidades de esta patología en relación a las personas inactivas.

 

      Lo recomendable en cuanto a la actividad física, comenta la Dra. Valarezo, es realizar 150 minutos de ejercicio aeróbico moderado por semana, que equivale a 30 minutos, cinco días a la semana.

 

  1. Mantener una buena higiene visual

      La higiene visual hace referencia a un conjunto de hábitos que permiten disminuir los efectos nocivos sobre la visión. Esta práctica intenta prevenir y mejorar las molestias visuales, así como reducir la fatiga ocular, un problema que suele afectar a quienes realizan actividades a corta distancia a diario, o a quienes usan de forma frecuente y prolongada pantallas o dispositivos electrónicos, algo que se ha vuelto mucho más común con las nuevas modalidades de trabajo. Para mantener una adecuada higiene visual, la especialista de la Clínica Andes Visión, detalla algunas recomendaciones:

 

      El ambiente de trabajo debe ser un lugar con buena ventilación.

      La iluminación tiene que ser tanto general como focalizada, que no cree sombras.

      La distancia entre la pantalla y los ojos debe ser de 40 cm.

      La inclinación adecuada del computador debe ser de 20°.

      La postura correcta frente a las pantallas es con cabeza y espalda recta.

      Aplicar diariamente la regla 20-20-20, que consiste en cada 20 minutos apartar la mirada de los dispositivos electrónicos y ver durante 20 segundos un objeto a 20 pies de distancia (6 metros), para relajar los ojos. En este tiempo, la persona debe parpadear constantemente y al finalizar cerrar los ojos por unos segundos.

      Usar lentes con filtro azul para evitar la fatiga visual.

      Usar gafas certificadas con protección UV.

 

Sobre las principales señales de alerta de un problema visual

      De acuerdo con la especialista de la Clínica Andes Visión, existen algunas señales que se deben tomar en cuenta para detectar problemas visuales, algunas de ellas son: necesidad de fruncir el ceño para enfocar un objeto, sensación de picazón o ardor constante, parpadeo frecuente, necesidad de acercarse excesivamente a objetos que se desee identificar.

      En el caso de los niños, algunos de los signos de alerta son: tener periodos cortos de atención, perderse en la hoja mientras leen, evitar realizar actividades como escribir, leer o dibujar, actividades que impliquen ver de cerca, girar la cabeza hacia un lado, o presentar cefalea (dolor de cabeza intenso y persistente que va acompañado de sensación de pesadez).

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