TRABAJADORAS DEL HOGAR: UNA LUCHA QUE PERSISTE PARA DIGNIFICAR ESTA ACTIVIDAD LABORAL
En Ecuador, según el último Censo se registraron 222.495 mujeres que realizan trabajo remunerado del hogar. La mayoría de las Trabajadoras Remuneradas del Hogar tienen educación básica (el 64%), en el área rural el 62% y en el área urbana el 71%; el 29% tiene educación media y bachillerato; y solo el 4% cuenta con educación superior. (CARE, OSE 2020, 22).
En cuanto a su situación económica, el 57% de ellas ganan menos del salario básico unificado. El 95% de ellas se encuentran en situación de pobreza por ingresos. Entre ellas, el 89% no están afiliadas a la seguridad social, el 19% trabajan más de 40 horas semanales y su salario es de $186,89. (CARE, OSE 2020, 9).
Además de estos datos que visibilizan la precariedad laboral del sector, las personas que trabajan en el servicio de limpieza de hogar y oficinas han sido uno de los grupos más afectados por la pandemia.
Ante esta realidad, el Proyecto Mujeres, Dignidad y Trabajo, que con el liderazgo de la Fundación CARE y de la Unión Nacional de Trabajadoras del Hogar y Afines del Ecuador (UNTHA), se ha propuesto fortalecer los procesos de organización sociopolítica de las trabajadoras remuneradas del hogar y promover sus capacidades, así como fortalecer su inclusión y autonomía económica.
Fruto de este trabajo el 28 de junio de 2021 nació ASOCLIM, una iniciativa de generación de empleo inclusivo y decente, vinculada al servicio de limpieza y cuidado, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las trabajadoras remuneradas del hogar. Esta empresa social fue pensada y propuesta desde las Trabajadoras Remuneradas del Hogar y está integrada por 24 socias.
Para Anita Lara, presidenta de ASOCLIM: “Fechas como el 30 de marzo, permite generar espacios de sensibilización dirigidos hacia la población, sobre todo hacia las personas empleadoras, sobre cómo las TRH aportan con su trabajo, al trabajo de cuidados y a la reproducción de la vida y al desarrollo del país”.
Los derechos humanos y laborales están garantizados la Constitución y el Convenio 189 de la OIT sobre trabajadoras y trabajadores domésticos y el Convenio 190 sobre violencia y acoso en el mundo del trabajo y su Recomendación 206. Por ello, tanto el Estado como sus instituciones y la sociedad en general, son los actores clave llamados a hacer efectivos los derechos humanos y laborales de estas trabajadoras.
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