Reggio Emilia: una educación que fomenta la creatividad y curiosidad innata de los niños

 


A lo largo de los años se han implementado diferentes formas de enseñar a los alumnos. Estas han ido adaptándose a la época y a las necesidades que presentaban los niños en cada momento, pero, sobre todo, se han convertido en las mejores herramientas para que los estudiantes aprendan. Una de esas pedagogías es la Reggio Emilia que defiende una educación respetuosa con el niño que fomenta la creatividad y curiosidad innata de ellos para desarrollar el gran potencial que ya poseen.

Este enfoque educativo nace en Italia en la ciudad de Reggio Emilia luego de la segunda guerra mundial, inicialmente con una comunidad de madres y padres que ven la necesidad de reconstruir la escuela para brindar un espacio de alegría a sus niños de edad inicial, luego de una etapa muy dura y triste de guerra.

Los resultados y aceptación de esta iniciativa llegan a oídos del pedagogo Loriz Malaguzzi, quien viaje a Reggio Emilia y se enamora de lo que han hecho e inicia su camino desarrollando este enfoque, en donde los niños y el desarrollo de sus habilidades sociales y potencialidades son lo más importantes. Niños felices y la posibilidad de expresión del niño a través de los 100 lenguajes (el niño tiene 10 maneras de ver el mundo, 100 maneras de entender algo, 100 maneras de decir algo, 100 maneras de hacer algo, 100 y siempre 100. No solo existe la manera en cómo los adultos hacen o ven las cosas.

Verónica Pastor, especialista en educación Reggio Emilia, enfatiza que “7 años tenemos en Alouette impartiendo educación basada en el enfoque pedagógico Reggio Emilia. Quienes conformamos el centro infantil basamos nuestra enseñanza en los principios de: respeto a las individuales de cada niño, la escucha activa y permanente de nuestros pequeños, fomentar la curiosidad y la creatividad, crear un ambiente acogedor y que sirve como tercer maestro, promover la colaboración, celebrar la diversidad y documentar el aprendizaje de cada uno de nuestros pequeños”.

Este enfoque de enseñanza integral de una escuela activa, se guía por unas premisas para potenciar las capacidades de los alumnos basando las pautas en:

        El niño es el protagonista de su propio aprendizaje.

        El maestro es guía que acompaña al niño a descubrir su propia manera de entender y descubrir lo que le rodea.

        El ambiente es muy importante, se le considera cómo un maestro y propone al niño indagar.

        La familia, su base y fundamentos son los que acompañarán al niño durante su vida por eso la importancia de la vinculación de estás a la escuela y viceversa.

        La documentación: Para realizar la documentación pedagógica hay que saber escuchar, observar e interpretar a los niños.

Se trata de un enfoque pedagógico que no parte de un currículo con unas materias y unos objetivos establecidos. Su forma de enseñar está dirigida hacia los centros de interés que van marcando los alumnos a lo largo del proceso de desarrollo propiciando un currículo emergente. “Además, el maestro debe crear un clima de confianza entre ambos para que en todo momento se den las condiciones más adecuadas que propicien la adquisición de destrezas y habilidades.” lo indica Pastor.

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