La diabetes avanza en silencio: 1 de cada 18 ecuatorianos la padece
La diabetes, una
enfermedad crónica que afecta a millones de personas en el mundo, ha tomado
características de una pandemia silenciosa en Ecuador. A pesar de los esfuerzos
por controlar y detectar esta condición, la enfermedad sigue en aumento. El
informe Panorama para la Diabetes en las Américas revela que más de 62 millones
de personas viven con diabetes en el continente. Sin embargo, se estima que la
cifra real podría ser significativamente mayor, ya que cerca del 40% de quienes
padecen esta enfermedad no lo saben.[1]
El impacto de la
diabetes no es uniforme en todo el país. Portoviejo lidera entre las ciudades
encuestadas con la mayor prevalencia de diabetes, con una tasa de 7.4 casos por
cada 100 habitantes. Esto significa que aproximadamente una de cada 13 personas
en la ciudad vive con esta enfermedad, según datos de la Fundación Los Fresnos
‘Casa de la Diabetes’.[2]
Esta distribución refleja la necesidad de enfoques específicos por región en la
implementación de políticas de salud pública.
“El manejo adecuado y
temprano de la diabetes es esencial para prevenir complicaciones graves que
pueden afectar el corazón y los riñones. Si no se controlan, la diabetes y
otros factores de riesgo cardiovasculares, se incrementa significativamente el
riesgo de enfermedad cardiovascular, insuficiencia renal crónica y falla
cardíaca, condiciones que afectan la calidad de vida y aumentan la mortalidad
de quienes la padecen” asegura Diego Caro, Gerente Médico del Área Cardio Renal
Metabólico de AstraZeneca.
A continuación, Diego
Caro presenta 3 datos clave para un manejo oportuno de la enfermedad, y evitar
complicaciones que pueden derivar de la enfermedad:
- Controlar la presión arterial y la glucosa
para reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares: la
diabetes incrementa el riesgo de sufrir falla cardíaca al dañar los vasos
sanguíneos y el corazón. Mantener niveles óptimos de presión arterial,
colesterol y azúcar en sangre disminuye la carga sobre el sistema
cardiovascular y mejora la salud cardíaca a largo plazo.[3]
- Prevenir el avance de la enfermedad renal
crónica con revisiones periódicas: la diabetes es un
factor de riesgo de enfermedad renal crónica, debido al daño progresivo en
los riñones. Evaluar regularmente la función del riñón mediante examen de
proteínas en orina y creatinina en sangre permite detectar problemas
tempranamente y tomar acciones para ralentizar su avance y evitar
complicaciones como la diálisis.[4]
- Adoptar una dieta saludable: reducir
el consumo de sodio y azúcares refinados ayuda a evitar el aumento de
colesterol y el daño en vasos sanguíneos, controlando así la hipertensión
y reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares y renales. Una
dieta rica en frutas, verduras, fibras y grasas saludables mejora la salud
general y protege órganos vitales[5]
El impacto silencioso
de la diabetes en el país requiere mayor concientización, prevención y acceso a
servicios de salud especializados para evitar que esta condición continúe
afectando a más personas sin ser detectada.
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