Moscú tendrá que elegir entre la mantequilla y las armas
¿Ayudan las
sanciones contra Rusia? Sí, ya están golpeando con fuerza a Vladimir Putin y
sus cómplices y sus efectos en la economía rusa aumentarán con el tiempo.
Desde que
Rusia violó deliberadamente el derecho internacional al invadir Ucrania, la UE
ha adoptado seis paquetes de sanciones contra Moscú. Nuestras medidas se
dirigen ahora a casi 1.200 personas y 98 entidades en Rusia, así como a un
número importante de sectores de la economía rusa. Estas sanciones se adoptaron
en coordinación con los miembros del G7. Su eficacia se ve reforzada por el
hecho de que más de 40 países (incluidos países tradicionalmente neutrales) las
han adoptado o han tomado medidas similares.
A finales de
2022, habremos reducido nuestras importaciones de petróleo ruso en un 90% y
estamos reduciendo rápidamente nuestras importaciones de gas. Estas decisiones
nos están liberando gradualmente de una dependencia que durante mucho tiempo ha
inhibido nuestras opciones políticas frente a la agresividad de Vladimir Putin.
Probablemente creía que Europa no se atrevería a aplicar sanciones debido a su
dependencia energética. Este no es el menor de los muchos errores de
apreciación del régimen ruso en este conflicto. Por supuesto, esta rápida
desintoxicación de la energía rusa también crea serias dificultades para muchos
países de la UE y para varios sectores de actividad. Pero este es el precio que
tenemos que pagar por defender nuestras democracias y el derecho internacional,
y estamos tomando las medidas necesarias para hacer frente a estos problemas de
forma solidaria.
Algunos dirán,
¿pero estas sanciones afectan realmente a la economía rusa? La respuesta es sí.
Porque si bien Rusia exporta muchas materias primas, también se ve obligada a
importar muchos productos de alto valor añadido que no produce. En materia de
tecnologías avanzadas, depende en un 45% de Europa y en un 21% de Estados
Unidos, frente a sólo un 11% de China.
En el ámbito
militar, crucial en el contexto de la guerra en Ucrania, las sanciones limitan
la capacidad de Rusia para producir misiles de precisión como el Iskander o el
KH 101. Casi todos los fabricantes de automóviles extranjeros también han
decidido retirarse de Rusia y los pocos coches producidos por los fabricantes
rusos se venderán sin airbags ni transmisiones automáticas.
La industria
petrolera no sólo sufre por la marcha de los operadores extranjeros, sino
también por la dificultad de acceder a tecnologías avanzadas como la
perforación horizontal. Es probable que la capacidad de la industria rusa para
poner en marcha nuevos pozos sea limitada. Por último, para mantener el tráfico
aéreo, Rusia tendrá que retirar de la circulación la mayoría de sus aviones
para recuperar las piezas de recambio necesarias para que los demás puedan volar.
A esto hay que añadir la pérdida de acceso a los mercados financieros, la
desconexión de las grandes redes de investigación mundiales y la fuga masiva de
cerebros.
En cuanto a la
alternativa que China ofrecería a la economía rusa, sigue siendo limitada en la
realidad, especialmente para los productos de alta tecnología. Hasta ahora, el
gobierno de Pekín, muy dependiente de sus exportaciones a los países
desarrollados, no ha permitido a Rusia eludir las sanciones occidentales. Las
exportaciones chinas a Rusia han disminuido en proporciones comparables a las
de los países occidentales.
¿Estos
impactos significativos y crecientes llevarán a Vladimir Putin a modificar sus
cálculos estratégicos? Probablemente no en el futuro inmediato: sus acciones no
se guían principalmente por la lógica económica. Sin embargo, al obligarle a
elegir entre la mantequilla y los cañones, las sanciones le encierran en un círculo que se va
estrechando poco a poco.
Queda el
impacto de estas sanciones en terceros países, especialmente africanos, que
dependen del trigo y los fertilizantes rusos y ucranianos. Las
responsabilidades en la crisis alimentaria son claras: nuestras sanciones no se
dirigen a las exportaciones rusas de trigo o fertilizantes, mientras que a
Ucrania se le impide exportar su trigo por el bloqueo del Mar Negro y la
destrucción causada por la agresión rusa. Si se materializan algunas
dificultades potenciales relacionadas con nuestras sanciones, estamos
preparados para poner en marcha los mecanismos adecuados para responder. He
informado de ello a mis homólogos africanos y les he pedido que no se dejen
engañar por las falsedades de las autoridades rusas sobre nuestras sanciones.
La verdadera
respuesta a las dificultades de los mercados mundiales de energía y alimentos
es el fin de la guerra. Esto no puede lograrse aceptando el dictado ruso, sino
con la retirada del ejército ruso de Ucrania. El respeto a la integridad
territorial de los Estados y la prohibición del uso de la fuerza no son
principios occidentales ni europeos. Son el fundamento de todo el derecho
internacional. Rusia los pisotea alegremente. Aceptar tal violación abriría la
puerta a la ley de la selva a escala mundial.
En contra de
lo que pensábamos con cierta ingenuidad hace unos años, la interdependencia
económica no implica automáticamente una pacificación de las relaciones
internacionales. Por eso es imperativo la transición hacia una Europa como
potencia, que vengo reclamando desde el inicio de mi mandato. Ante la invasión
de Ucrania, hemos empezado a pasar de la intención a la acción demostrando que,
cuando se le provoca, Europa puede responder. Como no queremos entrar en guerra
con Rusia, las sanciones económicas son ahora el núcleo de esta respuesta. Ya
están empezando a surtir efecto y lo harán aún más en los próximos meses.
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