La información es fundamental para el manejo de fenómenos como el de El Niño
La llegada del
fenómeno de El Niño se manifiesta con notoria preocupación en Ecuador,
principalmente en las provincias costeras, en las cuales ya se ha evidenciado
precipitaciones de impacto y se mantiene la alerta frente al comportamiento de
este evento natural en los siguientes meses.
Enfrentar este tipo de
escenarios implica contar con un contingente de acciones e información sólido,
de manera que se logre responder efectivamente a una emergencia. En este
sentido, desde la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), el docente
investigador del departamento de Ingeniería Civil, Andreas Fries brinda su
aporte a través de este espacio de divulgación científica y social.
Existe preocupación al escuchar hablar sobre
el fenómeno de El Niño. Pero, ¿a qué nos enfrentamos realmente?
Es importante tener una concepción inicial de
lo que concierne a este fenómeno, que básicamente es el calentamiento de la
superficie del Océano Pacífico Central, lo que genera una reacción entre la
atmósfera y el océano. Este calentamiento hace que el agua se evapore con más
facilidad, lo cual genera lluvias o precipitaciones intensas y, por tanto,
mientras exista mayor temperatura, hay mayor evaporación y mayor cantidad de
lluvias. Sin embargo, es necesario señalar que el fenómeno de El Niño no solo
causa lluvias intensas, sino que también cambia la distribución de las
precipitaciones en una gran parte del planeta, por lo que en países como
Australia este fenómeno se presenta con sequías severas e incendios forestales,
mientras que, en Ecuador, con lluvias extremas.
¿Con qué frecuencia se presenta este tipo de
fenómenos en el mundo?
La ocurrencia del fenómeno de El Niño tiene
una periodicidad entre los dos y siete años, y es definido como una anomalía de
la temperatura de la superficie del Océano Pacífico Central, alcanzando
temperaturas 0.5°C más altas que lo normal. Estas condiciones pueden causar
estragos de diferentes niveles en varias regiones: por ejemplo, en Ecuador y en
el norte de Perú las afectaciones están dadas por las lluvias extremas,
causando inundaciones, desprendimientos de tierra y la destrucción de
infraestructuras y bienes. En Sudáfrica, Indonesia y Australia se sufre
sequías, mientras que en Estados Unidos el clima es más húmedo y frío, solo por
mencionar algunos contextos.
También hay que tener en cuenta que la
duración en tiempo del fenómeno El Niño se proyecta alrededor de tres a cuatro
meses, con su intensidad máxima entre noviembre y enero. Después, la intensidad comienza a decaer y la
temperatura en la superficie del Océano Pacífico Central se normaliza. Sin
embargo, existen registros históricos que evidencian que el fenómeno de El Niño
llegó a durar hasta 18 meses; es decir, las temperaturas de la superficie del
Océano Pacífico no se normalizaron durante un año y medio.
Con este tipo de comportamiento de este
fenómeno y su duración, ¿qué zonas se ven mayormente afectadas?
El fenómeno de El Niño en Ecuador afecta
principalmente a las zonas costeras y las estribaciones de la cordillera
occidental de los Andes debido a las fuertes lluvias, las cuales provocan
inundaciones de gran magnitud y derrumbes en las regiones montañosas. Las
lluvias extremas destruyen cultivos y la infraestructura, obstaculizando la
movilidad y generando pérdidas materiales y económicas. Las afectaciones
también recaen sobre el sector ganadero, que debe enfrentar la pérdida de
animales, y el sector de la pesca que sufre una reducción notable en las
capturas debido a las altas temperaturas del mar.
Las lluvias fuertes han sido ya visibles en
provincias como Esmeraldas, donde se evidencian afectaciones directas a la
población. ¿Podríamos señalar que estas condiciones son el inicio del fenómeno
de El Niño?
Lo que sucedió en Esmeraldas no está ligado
directamente con el fenómeno de El Niño, pero sí con anomalías de temperatura
en la superficie del Océano Pacífico frente a la costa ecuatoriana, que mostró
temperaturas de dos a tres grados más altas que lo normal en mayo. En general,
la presencia de lluvias intensas en la costa ecuatoriana se relaciona
directamente con la temperatura del agua frente a esta, generando mayor
evaporación y, consecuentemente, precipitaciones fuertes.
¿Existe relación entre el fenómeno de El Niño
y el cambio climático a nivel global?
Directamente no, el fenómeno de El Niño es
natural, aunque en cierta medida influye el cambio climático debido al
calentamiento global. En todo el planeta han aumentado las temperaturas,
incluyendo las de la superficie de los océanos. Hoy en día el Océano Pacífico
está medio grado más caliente que hace 50 años, por lo tanto, los fenómenos de
El Niño se hacen más intensos. Para determinar este fenómeno, se compara la
temperatura promedio del océano de los últimos 30 años (1991 – 2020 =
temperatura normal) con la temperatura actual y se calcula la diferencia
(anomalía). Entonces, la temperatura de los océanos está aumentando en todo el
planeta, llevando a la generación más frecuente de lluvias fuertes o extremas.
Con las variaciones mencionadas y la cercana
presencia del fenómeno de El Niño, ¿cuál es el papel de los organismos
encargados de monitoreo y prevención?
En Ecuador las estaciones meteorológicas
existentes son escasas y muchas no funcionan, por lo que se recurre a usar
imágenes satelitales para los pronósticos, las cuales tienen ciertas
limitaciones, especialmente en zonas montañosas y cuando el cielo está nublado.
Debido a esto, se requiere el fortalecimiento del Instituto Nacional de
Meteorología e Hidrología (Inahmi), no solo en la expansión, operación y
mantenimiento de la red de las estaciones meteorológicas, sino también en
cuanto a mejorar las técnicas de análisis de datos meteorológicos, incluyendo
información del océano y otros factores importantes que influyen el clima, para
llegar a pronósticos más precisos. Hoy en día sabemos que es muy probable (96%)
que el fenómeno de El Niño se va a dar este año, pero todavía no se conoce la
magnitud, por lo que el monitoreo constante de las condiciones marítimas y
atmosféricas durante los próximos meses es de suma importancia, así como
realizar acciones de prevención y mitigación respecto a las consecuencias
previstas.
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