Qué es la disfagia y por qué es crucial un diagnóstico temprano

 


Cada 12 de diciembre se conmemora el Día Mundial de la Disfagia, una afección caracterizada por la dificultad para tragar alimentos sólidos, líquidos o incluso saliva. Según la Organización Mundial de Gastroenterología, una de cada 17 personas presentará alguna forma de disfagia a lo largo de su vida. Esta condición puede tener consecuencias graves si no se diagnostica y trata a tiempo.

Elena Raza, terapeuta del lenguaje del Hospital de los Valles, explica que la disfagia puede estar causada por alteraciones orgánicas, estructurales o funcionales en el mecanismo deglutorio. “La disfagia es un factor de riesgo significativo, ya que la dificultad para deglutir puede provocar la aspiración de alimentos hacia la vía aérea, desencadenando neumonías recurrentes, desnutrición y, en casos graves, la necesidad de alimentación por gastrostomía”, señala.

La prevalencia de la disfagia es especialmente alta en personas mayores, pacientes con enfermedades neurológicas, víctimas de accidentes cerebrovasculares y aquellos con antecedentes de cirugías en la cabeza y el cuello. Según la especialista, es común que los síntomas iniciales como atoros recurrentes, pérdida de peso o reflujo pasen desapercibidos. "Muchas veces los pacientes acuden al médico cuando ya presentan complicaciones serias que afectan su calidad de vida", advierte.

La terapeuta comenta que entre los síntomas de alarma que requieren atención médica destacan:

·         Demora mucho más tiempo en una comida

·         Tienen atoros recurrentes en diferentes consistencias de alimento

·         Se atoran hasta con la saliva

·         Cuando están dormidos se despiertan atorados

·         Cambios de voz durante la comida o luego de comer

·         Rechazan ciertas consistencias

·         Bajan de peso sin motivo

·         No pueden tomar pastillas o cápsulas

 

Para diagnosticar la disfagia, se utilizan varias técnicas de evaluación como el método de fijaciones laríngeas, la fibrolaringoscopía y la videolaringoscopía con contraste. Estas herramientas permiten evaluar el estado del mecanismo deglutorio y planificar un tratamiento adecuado.

La experta resalta que la disfagia puede prevenirse en algunos casos. “En pacientes con enfermedades neurodegenerativas, la terapia preventiva ayuda a mantener la posición correcta de la laringe y previene la atrofia muscular. En personas mayores, una actividad física regular también es clave para evitar la pérdida de funcionalidad en los músculos del cuello”, detalla.

El tratamiento de la disfagia está orientado a rehabilitar el mecanismo deglutorio y mejorar la calidad de vida del paciente. Este incluye técnicas como fotobioestimulación transcraneal con láser, ultrasonido, electroestimulación y ejercicios específicos para fortalecer la musculatura laríngea y fonatoria. “En casos avanzados, trabajamos en el manejo de secreciones para evitar complicaciones mayores”, explica Raza.

Finalmente, la especialista hace un llamado a la población a no ignorar los síntomas iniciales. “La principal recomendación es acudir al médico ante atoros recurrentes, cambios de voz o pérdida de peso inexplicada. Mientras más temprano se diagnostique la disfagia, mejor será el pronóstico del paciente”, puntualiza la experta.

El Día Mundial de la Disfagia busca sensibilizar a la población sobre esta afección y destacar la importancia del diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado para prevenir complicaciones graves y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.

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