La estimulación cerebral profunda ofrece esperanza a pacientes con Parkinson
La estimulación
cerebral profunda (ECP), es uno de los tratamientos de segunda línea más
utilizados en pacientes con Parkinson, mediante el cual un dispositivo envía
impulsos eléctricos a áreas específicas del cerebro, reduciendo los síntomas
motores y el uso de medicamentos, además de mejorar la calidad de vida.
Según la Organización
Mundial de la Salud más de 8 millones de personas han sido diagnosticadas
con Parkinson, una enfermedad neurológica crónica y progresiva que afecta el
movimiento corporal e inicia cuando las células cerebrales productoras de
dopamina comienzan a morir. La dopamina es un mensajero químico que ayuda a
controlar movimiento.
La doctora Tarannum Khan, neuróloga de Cleveland
Clinic Florida, comentó que actualmente no existe cura para el Parkinson, pero existen
tratamientos para controlar los síntomas. Estos incluyen terapia de reemplazo
de dopamina y la terapia física, además de cambios en el estilo de vida. En
algunos casos, la cirugía también puede ser una alternativa para ayudar a
controlar los indicios.
La
especialista de Cleveland Clinic explicó que los tratamientos de segunda línea
para la enfermedad de Parkinson, como la estimulación cerebral profunda (ECP),
se utilizan cuando los medicamentos administrados en la etapa inicial, como la
levodopa o los agonistas de la dopamina, ya no son efectivos o están causando efectos secundarios.
Como uno de
los tratamientos de segunda línea más utilizados, la estimulación cerebral
profunda puede mejorar en forma efectiva los síntomas motores y la calidad de
vida para muchos pacientes; se basa en el uso de un dispositivo que envía
impulsos eléctricos a las áreas específicas del cerebro.
“El
dispositivo se implanta debajo de la piel, cerca de la clavícula y se conecta a
los electrodos introducidos en el cerebro. Los impulsos eléctricos pueden
ayudar a regular la actividad cerebral anormal que es la causa de los temblores,
rigidez y otras señales motoras relacionadas con el Parkinson”, dijo la doctora
Kahn.
La
principal diferencia entre la
estimulación cerebral profunda y los otros tratamientos para el
Parkinson es que este procedimiento se dirige a las áreas específicas del
cerebro que son responsables de las manifestaciones motoras de la enfermedad.
Otros tratamientos, como los medicamentos, funcionan aumentando los niveles de
dopamina en todo el cerebro, lo que puede provocar efectos secundarios.
La
ECP, según señala la neuróloga, puede ser más precisa y eficiente para
controlar los síntomas sin que aparezcan reacciones adversas relacionadas con
los medicamentos. Además, es un tratamiento reversible que, si no funciona o si
surgen reacciones, la estimulación se puede desactivar o ajustarse. Mientras
que otros tratamientos, como la cirugía, podrían no ser reversibles.
Para
recibir la estimulación cerebral profunda en Cleveland Clinic, la doctora
detalla que los pacientes con Parkinson deben presentar señales de que los
medicamentos no controlan la enfermedad de forma adecuada, ausencia de deterioro
cognitivo o demencia y no tener problemas psiquiátricos o psicológicos críticos,
ni condiciones médicas que hagan insegura la realización de una cirugía.
Además, la voluntad expresa de someterse a la intervención quirúrgica y de
participar en el programa de gestión postoperatoria.
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