Misión Idente conmemora 20 años de servicio y evangelización en Ecuador
La Misión Idente Ecuador (MIE) es un proyecto de evangelización y servicio en el país que ha logrado impactar en la vida de más de 20 000 familias católicas a través del humanismo de Cristo. Desde sus inicios, ha sido promovida por el Instituto Id de Cristo Redentor, Misioneras y Misioneros Identes y la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL).
La MIE fue fundada hace 20 años para fomentar los valores de Cristo y devolver la esperanza a las personas. Su presencia en Ecuador se ha afianzado a través de diversas iniciativas que impactan positivamente en la vida de miles de personas y en acciones de activismo institucional permanente. En ese sentido, es una acción apostólica que, desde hace dos décadas, moviliza voluntades de evangelización y servicio a comunidades sensibles que requieren de la parte humana y espiritual.
La MIE activa la visión de la UTPL, “el humanismo de Cristo” y la legitima en la sociedad al dar respuesta a los desafíos actuales del país y el mundo. Esta iniciativa es más que una acción de responsabilidad social universitaria, pues no se limita a resarcir un impacto puntual del accionar universitario en el entorno, sino que se involucra en la realidad de las comunidades vulnerables del país para conocer sus necesidades de manera profunda y darles respuesta a través de espacios de formación y reflexión para niños, jóvenes y adultos.
Trabajo universitario
Luis Mario Valarezo, coordinador del área de Voluntariado y Liderazgo de Misiones Universitarias de la UTPL, manifestó que Misión Idente Ecuador es una iniciativa de evangelización y servicio en donde voluntarios y beneficiarios viven un encuentro y una experiencia única con Dios, basada en sus dos líneas de acción: la evangelización y el servicio a la comunidad.
Indicó que, a lo largo de estos años, en coordinación con la Diócesis de Loja, han llegado a cientos de comunidades. En un tejido social convulsionado por la crisis, la Misión es un proyecto que es capaz de despertar la esperanza, la fe, la alegría y los más inefables sentimientos que solo Cristo, a través del Evangelio, es capaz de darnos a las personas. Pero, para conseguirlo, debemos verlo a él y no olvidar que es nuestra salvación.
Este programa tiene varias fases: inicia con la convocatoria a los jóvenes de entre 18 y 35 años, sigue con la inscripción o registro, la formación mediante talleres y capacitaciones, y, finalmente, la visita a las comunidades. Durante una semana, los jóvenes tendrán la oportunidad de vivir con otros chicos, cobijados por la presencia de Cristo, para entregarse de forma generosa a los demás.
La misión que se llevará a cabo en los 20 años de misiones en Ecuador es organizada en colaboración con la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, sede Ibarra y Santo Domingo. El costo para participar es de 15 dólares que incluyen hospedaje, transporte y alimentación del 23 de agosto al 1 de septiembre. El cupo es para 200 jóvenes que tendrán la oportunidad de visitar 25 comunidades en Loja, Quito y otras ciudades. Las inscripciones estarán abiertas hasta el 18 de agosto.
Luis Mario Valarezo recalcó que este proyecto es uno de los más antiguos dentro de la UTPL. “Es una iniciativa espiritual que permite a los jóvenes y a la comunidad que los recibe vivir en un entorno de fraternidad, donde Cristo como centro les hace ser más generosos, más compasivos. He visto a varios jóvenes con dudas y miedo de ir, pero, cuando regresan, están felices y llenos de certezas. Así que me gustaría invitar a todos los jóvenes que deseen participar a visitar nuestro sitio web donde encontrarán más información: eventos.utpl.edu.ec/mision- idente", dijo.
Testimonio
Juan Pablo Arrobo, docente de la UTPL que en su etapa universitaria participó en este proyecto, comenta que la Misión Idente Ecuador le significó un espacio de reencuentro con Dios, con el prójimo y consigo mismo. “Nos dimos cuenta de que se podía llegar con el mensaje evangelizador a otros lugares de una forma diferente y eso me permitió conocer a nuevas personas que necesitaban un momento de paz, tener un mensaje de esperanza y que, sin importar dónde estábamos podíamos compartir el mensaje de Cristo, a través de la misión, con mucha alegría”, confesó.
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