3 razones por las que los jardines polinizadores podrían mermar los efectos del calentamiento global

 


El mundo enfrenta una grave pérdida de insectos. Según un estudio del University College de Londres (UCL), factores como el cambio climático han reducido en un 49 % el número de insectos en las zonas más afectadas del planeta. En Ecuador, los incendios forestales generan gran preocupación. Según datos de la Secretaría de Gestión de Riesgos, entre enero y agosto de 2024 se registraron 1.994 incendios forestales en 19 provincias, lo que ha afectado gravemente al medio ambiente y, por ende, a las especies polinizadoras.

 

De acuerdo con un informe de las Naciones Unidas, se estima que los incendios forestales aumentarán en un 30 % para 2050 y en un 50 % para 2100 debido al cambio climático, lo que hace urgente tomar medidas. Una acción clave es la creación de refugios para los insectos en zonas urbanas, recordando que estos seres son fundamentales para la polinización y la supervivencia de ecosistemas vitales para la humanidad.

 

A continuación, Stephanie Valquinta, Gerente del negocio de Soluciones para la Agricultura de BASF Ecuador, nos cuenta tres razones por las que los jardines polinizadores pueden ayudar a reducir los efectos del calentamiento global:

 

1.     Conservación de la biodiversidad: Los jardines polinizadores proporcionan refugios seguros para insectos fundamentales como abejas, mariposas y otros polinizadores. Al preservar estas especies, ayudamos a mantener el equilibrio de los ecosistemas, lo que es crucial frente a los cambios drásticos causados por el calentamiento global.

 

2.     Mejoran de la salud de los ecosistemas urbanos: Estos jardines contribuyen a reducir las temperaturas locales y aumentan la humedad del suelo en las ciudades, ayudando a mitigar los efectos del calor extremo y las sequías provocadas por el cambio climático.

 

3.     Apoyan la soberanía alimentaria: Los polinizadores son esenciales para la producción de frutas, verduras y otros cultivos. Al crear jardines que favorezcan a los polinizadores, se refuerza la seguridad alimentaria y se protege a las comunidades frente a los impactos del cambio climático sobre la agricultura.

 

 

“Muchos de los alimentos que llegan a nuestra mesa son gracias a los polinizadores y es nuestro compromiso como BASF continuar protegiéndolos”, añadió Valquinta, quien además explica que la empresa, a través del proyecto Alas para el Campo, ha liderado la instalación de jardines polinizadores en el país y en la región Latinoamérica Pacífico. “El primero se instaló en los exteriores del centro cultural de Daule gracias a un trabajo conjunto entre BASF y la Alcaldía de Daule, el segundo lo instalamos este miércoles,18 de septiembre en instalaciones de WorkQ, Guayaquil, con una variedad estratégica de plantas para que polinizadores de todo tipo encuentren su hogar. Nos enorgullece contribuir a la seguridad de estas especies”, destacó.

 

Por su parte, Luis Fernando Martínez, director de Soluciones para la Agricultura Latinoamérica Pacífico en BASF resalta que “las abejas y demás polinizadores son esenciales para la vida, la iniciativa Alas para el Campo permite proteger esta especie y darle un refugio”.

 

Los jardines polinizadores son más que simples áreas verdes: son una solución efectiva y accesible para combatir el cambio climático, al tiempo que apoyan a los insectos que garantizan la biodiversidad y la seguridad alimentaria.  La iniciativa "Alas para el Campo", tiene impacto en países como en México, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana y actualmente en Ecuador y Perú.

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