ACEITE DE OLIVA VERSUS ACEITE NORMAL ( girasol, canola, soya)
Habitualmente se consulta a
los expertos qué tipo de aceite es mejor para la salud y sin duda el aceite de
oliva extra virgen tiene la medalla de oro; ya que posee ácidos grasos monoinsaturados
como oleico, polifenoles reconocidos como el tirosol y el hidroxitirosol,
antioxidantes que pueden prevenir diversos tipos de cáncer: mama, colon y proteger
de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, de igual manera ayuda a
reducir los niveles de colesterol LDL, bajar la inflamación. Karina Pazmiño,
directora de la Escuela de Nutrición de la UIDE, menciona que varios estudios
científicos le atribuyen al aceite de oliva como la grasa principal para
prevención de enfermedad cardiovascular versus aceites normales, un ejemplo de
ellos es el aceite de girasol que contiene mayor cantidad de ácidos grasos
poliinsaturados y se lo puede utilizar en tecnologías culinarias donde se
requiere altas temperaturas como frituras y brosterizados.
El aceite de oliva tiene un
sabor característico amargo un poco picante dependiendo de su tipo y calidad, es
ideal para preparaciones donde se requiere resaltar su sabor como es el caso de
una ensalada o aderezos, sin dejar de lado que se puede incluso utilizar en
preparaciones fritas. El aceite normal generalmente tiene un sabor neutral lo
que lo hace ideal para todo tipo de preparación ya que no afecta el sabor
natural de los alimentos.
Para Pazmiño, en cuanto al
precio, el aceite de oliva es más costoso debido a su proceso más delicado y de
calidad superior; a causa de su alto costo la población opta por aceites menos
costosos como el girasol, canola, soya, en ese caso la recomendación es
utilizar el aceite de girasol alto oleico que soporta temperaturas más
elevadas, sin embargo un consumo excesivo de omega 6 versus omega 3 en la dieta se relaciona con problemas de
inflamación, problemas cardiacos y trastornos metabolicos.
El aceite de oliva es típico
de la comida de países del mediterráneo posee un buen aporte de vitamina E,
betacaroteno y ácidos grasos monoinsaturados. Existen varios tipos de aceite de
oliva: el virgen, extra virgen, refinado; el grado de acidez del aceite de
oliva extra virgen es menor al 0,8%, extraído por medio de procesos mecánicos,
físicos que permiten obtener el zumo de la aceituna de forma natural, en cambio
el aceite de oliva puede resultar de las mezclas de aceites refinados y extra
virgen donde manetiene una acidez menor al 1%.
El aceite de oliva se obtiene
del fruto del olivo y el de girasol de la planta de girasol, debido a ello su
perfil de grasas es diferente al igual que su composición nutricional. El
aceite de oliva posee alta cantidad de antioxidantes que previene el estrés
oxidativo en cambio el aceite de girasol posee menor cantidad de antioxidantes aumentando
la inflamación y ocasionando enfermedad cardiovascular lo que no sucede con el
consumo de aceite de oliva donde no solo priman los ácidos grasos
monoinsaturados que previenen enfermedad cardiaca y presión arterial elevada
sino también es una excelente fuente de compuestos bioactivos.
La experta menciona que
elegir el aceite de oliva como parte de las preparaciones es la mejor inversión
que podemos realizar por salud y calidad de vida ya que no solo previene las
enfermedades cardiovasculares sino que también refuerza el sistema inmune,
posee un efecto anticoagulante, reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo
2, previene enfermedades neurodegenerativas mejorando la memoria y cognición,
mejora la digestión, hidrata y protege la piel, posee propiedades
antimicrobianas, otorga una sensación de saciedad, previene la degeneración muscular,
etc.
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