Dependencia energética: un reto sin solución a la vista
Ecuador enfrenta
desafíos significativos que requieren atención inmediata y soluciones
efectivas. Aunque actualmente el país atraviesa un periodo de relativa calma,
la dependencia del clima y la infraestructura energética insuficiente presentan
riesgos que podrían desencadenar una crisis.
Para conocer más
sobre el tema entrevistamos a Ángel Bayron Correa Guamán, un destacado
profesional en el campo de la electricidad en Ecuador. Con formación académica
como Técnico Superior en Instalaciones Electrotécnicas e Ingeniero Industrial,
y una maestría en Seguridad Industrial, Ángel Bayron ha dedicado su carrera a
la creación de soluciones sostenibles y eficientes en el ámbito energético.
P. Vamos a hablar
hoy sobre el tema de la energía eléctrica. ¿Estamos en crisis o no?
Ahora mismo,
estamos en periodo de calma con el tema de los cortes de energía eléctrica,
pero dependemos del clima. Generalmente, en los meses de septiembre y octubre,
suele haber sequía en gran parte de la Sierra, generalmente donde están las
centrales de Paute y la represa de Mazar. Actualmente, estamos sobreviviendo
con el tema de los cortes porque Colombia nos vende energía eléctrica, aunque
el costo de kilovatio por hora (kW/h) es alto.
Pero al final,
vamos a tener dificultades si no empezamos a solucionar este problema. Se
estima que cada año hay un aumento de demanda entre el 3% y 4% de energía
eléctrica en Ecuador. Se calcula que nosotros teníamos que haber aumentado cada
año -desde 2018- una producción en potencia de unos 300 megavatios (MW) para
poder estar bien.
P. ¿Cómo evalúa la
situación de la infraestructura eléctrica en el país?
Tenemos una gran
capacidad de energía hidráulica, pero no la suficiente. Antes, teníamos energía
termoeléctrica, con plantas eléctricas que funcionan a diésel, pero la mitad no
ha estado en funcionamiento. No tenemos la capacidad que habíamos pensado, que
más o menos se estipulaba en los 8.000 MW de potencia. En cambio, cuando
llegamos a tener picos de 5.000 MW de demanda hemos tenido problemas. Si las
condiciones climáticas lo permiten, a lo mejor podamos sortear este año, aunque
pienso que no, pero vamos a seguir arrastrando el problema año tras año si no
intervenimos en este momento con proyectos a corto, mediano y largo plazo.
P. Dependemos del
clima. En una situación de sequía extrema nos veríamos en una situación
bastante delicada…
En octubre vamos a
ver qué pasa. Coca-Codo Sinclair aportó cerca del 40 % de la energía del país
en momentos puntuales. Estamos forzando Coca-Codo Sinclair, que es una central
que no tiene represa y a veces tiene que lidiar con el problema de la
acumulación de sedimento, lo que hace que haya que parar para darle
mantenimiento. Entonces, imagínate que en octubre tengamos este problema de
sequía, la llevemos al límite y falle… Sería un caos para Ecuador.
Nosotros
necesitaríamos tener por lo menos un pico de generación de potencia eléctrica
de 5.000 MW en condiciones normales de demanda, más un 20% de factor de
seguridad, en caso de que alguna central se desconecte por fallas o porque
necesita mantenimiento. Pero ahora mismo nuestra producción de potencia en
hidroeléctricas ronda los 3.500 MW en el mejor de los casos.
P. ¿Cómo suplimos
eso?
En la actualidad
estamos comprando energía a Colombia. Se puede ingresar a la web CENACE y
ahí se registran datos del consumo diario en tiempo real. Por ejemplo, estamos
comprando energía eléctrica por valor que ronda un millón de dólares diarios a
Colombia, que nos vende a valor de mercado, con un valor promedio de 25
centavos el kW el año pasado, teniendo picos que superaron los 60 centavos.
Pero si Colombia afrontara una sequía, va a tener problemas para generar
energía y nos van a cortar el suministro, como ya sucedió. Como mencionó un
ministro, estamos rezando para que llueva. Sin embargo, lluvias excesivas,
especialmente en la Amazonía, también presentan desafíos. Los ríos cargados de
lodo y sedimentos obligan a realizar paradas de mantenimiento en las
hidroeléctricas.
P. Como consumidores,
¿qué podemos hacer?
La verdad es que en
Ecuador consumimos muy mal. Por ejemplo, dejamos los televisores encendidos, no
regulamos bien la temperatura de los equipos de congelación, tenemos
instalaciones internas de casa hechas de una manera poco técnica, tenemos
aparatos antiguos que consumen mucho más… También, las empresas no tienen un
buen mantenimiento de sus instalaciones eléctricas, somos ineficientes en la
parte pública, por ejemplo, en los municipios que incluso en épocas de crisis
tienen las fuentes de agua encendidas, escaleras eléctricas funcionando,
encendida la iluminación de los parques y letreros de negocios, por mencionar
algunos casos. Dense cuenta de que, si nosotros ahorramos energía, al final lo
que estamos haciendo es que la central de Mazar, por ejemplo, se mantenga con
suficiente agua en momentos de crisis y así evitarnos problemas más graves.
P. ¿Cómo valora la
actuación de los diferentes gobiernos?
Yo creo que tienen
una gran responsabilidad en lo que está pasando. Había una planificación hecha
hasta 2030 para incorporar 300 MW anuales; pero en los últimos años no se ha
construido nada y no se ha dado el mantenimiento adecuado a la generación
termoeléctrica. Es una irresponsabilidad.
Inclusive yo pienso
que el Estado debería tener una campaña muy fuerte de comunicación en temas de
eficiencia energética. Si nosotros consumimos adecuadamente puede ser que nos
ahorremos una central hidroeléctrica de 300, 400 o 500 millones de dólares.
P. La crisis
energética no solo tiene un factor, es multifactorial: hablamos de consumo, de
generación y de eficiencia. Serían estos tres los principales factores a
mejorar, potenciar y concienciar.
Exactamente, hay
cosas que se pueden hacer ahora mismo. Por ejemplo, una buena campaña de
comunicación. Hay otros que son de mediano plazo como instalar nuevas fuentes
de generación, como la energía solar fotovoltaica. Ahora mismo, en la provincia
de Loja tenemos un potencial estudiado de unos 3.000 MW. Aunque técnicamente no
se podría incorporar toda esa potencia, sí podríamos aportar desde la provincia
de Loja con generación. La energía solar ya es competitiva y rentable: si le
ponemos un precio de 6,5 centavos el kW, ya es mucho menor del precio al que
Colombia nos vende energía.
La energía solar
fotovoltaica funciona de forma sincronizada con la hidráulica, porque, cuando
no llueve mucho suele haber bastante sol, y cuando llueve mucho, no produce la
parte solar, pero sí la hidráulica.
Imagínense instalar
unos 300 MW de los mil que necesitamos de potencia. Se generarían puestos de
trabajo, no solo a corto plazo, sino también a largo plazo en la parte de
mantenimiento, y el Estado no tendría que hacer esta inversión.
También deberíamos
instalar centrales eléctricas. Si empezamos pronto, entrarían en operación
dentro de cinco a 10 años.
P. ¿Cuál sería su
último mensaje?
Desde la academia
nosotros podemos aportar. Necesitamos empezar a dar soluciones, quitarnos de
los conflictos entre partidos políticos y plantear alternativas para resolver
este problema. Es lo que estamos haciendo desde la UTPL, investigando sobre
temas de microrredes, fuentes de energía, eficiencia energética, etc.
Simplemente quiero
decirle a la gente que consuma de manera responsable y que sean conscientes de
que tenemos un problema que se puede agravar y nos va a afectar a todos, tanto
en la parte económica como en la social.
Hay muchas más
cosas que hacer. Es difícil enumerar todas en una entrevista corta, pero
podemos hacer mucho. Simplemente invitar a las otras universidades, que también
tienen gente muy preparada en el tema de energía eléctrica, a aportar con
soluciones.
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