HABLAR DE SALUD MENTAL ES LA CLAVE PARA DETENER LOS SUICIDIOS
Cada 10 de septiembre se conmemora el Día
Internacional para la Prevención del Suicidio, un problema de salud pública
importante, pero a menudo descuidado, rodeado de estigmas, mitos y tabúes. Cada
caso de suicidio es una tragedia que afecta gravemente a los individuos, a las
familias y comunidades. En 2023, según los datos del INEC,
1.109 personas se quitaron la vida, lo que representa una reducción de 3% con
relación al año anterior.
Entre 2021 y 2023, el Ministerio de Salud
registró un incremento en atenciones oportunas ante intentos de suicidio,
debido a la ejecución de proyectos a nivel nacional. A pesar de las
iniciativas, las cifras son alarmantes y son una señal de que enfrentar el
suicidio en Ecuador requiere un enfoque integral y multidisciplinario. Para
Virginia Pólit, Coordinadora del Centro de Atención Psicológica de la UISEK,
este debe abarcar diferentes áreas incrementando el fortalecimiento de los
servicios de salud mental, con la disponibilidad y accesibilidad de los
servicios para todos los ciudadanos. “Además, los programas deben ser más personalizados y culturalmente
sensibles, adaptándose a las necesidades específicas de cada comunidad” señala, haciendo énfasis en las zonas rurales y comunidades en general.
Según la Organización
Panamericana de la Salud, alrededor del 79% de los suicidios en la
Región ocurren en hombres. Sobre esto, Pólit asegura que, en el caso de los
hombres, la sociedad a menudo asocia la vulnerabilidad emocional con la
debilidad, lo que genera un estigma que disuade a muchos de ellos de buscar
ayuda. “No abordar abiertamente los problemas de salud mental, puede afectar a
toda persona, lo que se traduce en un aumento de trastornos no diagnosticados y
no tratados, como la depresión y la ansiedad”, añade.
Desde su punto de vista, es importante
incluir la salud mental como parte integral de los currículos académicos, desde
la educación básica hasta la universitaria, para sensibilizar a los estudiantes
sobre la importancia del tema. Además, sugiere el desarrollo de campañas
comunitarias que promuevan la conversación abierta sobre salud mental y la creación
redes de apoyo en barrios y comunidades. Otra herramienta son las redes
sociales, para compartir información veraz y recursos de apoyo en temas de
salud mental y prevención del suicidio.
Fomentar que las personas hablen sobre su
salud mental y busquen ayuda profesional es crucial para romper el estigma que
rodea al tema. Esto permite identificar y abordar signos tempranos, un elemento
clave para prevenir complicaciones graves como el suicidio. Hablar sobre salud
mental contribuye a crear un entorno más comprensivo y solidario, donde las
personas se sientan acompañadas y apoyadas en sus desafíos emocionales.
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